Mafia nigeriana avanza en Europa
16 de diciembre de 2019En la calle Vulkanstrasse, en Duisburgo, muchas jóvenes han visto sus sueños convertidos en pesadillas. Cada vez más mujeres procedentes de Nigeria aterrizan aquí, en uno de los mayores barrios rojos de Alemania. La mayoría, de la mano de traficantes nigerianos, explica Barbara Wellner, de Solwodi, una organización que ayuda a las víctimas de la trata y la prostitución forzada. A menudo, provienen de una vida precaria: "Mujeres jóvenes que apenas han podido ir a la escuela, que solo tienen un padre o ninguno", ilustra Wellner a DW.
Coerción con objetos rituales
Estas niñas, con frecuencia, caen en las redes de traficantes de personas en su tierra natal, hasta que finalmente aterrizan en Alemania, bajo la tutela de mujeres proxenetas, las llamadas "Madames". Desde Nigeria, a las jóvenes se les aclara que su viaje costará mucho dinero, pero que, supuestamente, eso no será problema alguno, pues en Europa se puede ganar muy bien.
Para dar más peso al acuerdo de pagar su deuda, las mujeres reciben un amuleto religioso, en un ritual yuyu que suele incluir algún sacrificio animal. Las jóvenes acaban convencidas de que sus familiares morirán o enfermarán si no pagan la deuda o traicionan el trato. En Europa, los burdeles de las "Madames" son frecuentemente el único lugar donde pueden ganar el dinero que supuestamente les evitará tal maldición.
Avance en Alemania
Las autoridades policiales alemanas detuvieron a un total de 68 víctimas de traficantes nigerianos de personas en 2018, significativamente más que en el año anterior. Con un 61 por ciento, constituían la mayoría de las víctimas africanas de la trata de personas. Además, 41 sospechosos nigerianos fueron capturados, casi el doble que en 2017, según un informe de la Oficina Federal de la Policía Criminal.
A nivel internacional, desde 2012, Alemania participa en el proyecto "ETUTU", organizado por la Unión Europea (UE). En coordinación con Nigeria, los Estados de la UE están tomando medidas contra las redes criminales nigerianas internacionalmente activas en el campo de la trata de personas. El ejemplo de Italia, el país donde la mayoría de los migrantes nigerianos pisa suelo europeo por primera vez, muestra la importancia de una mirada transfronteriza a este fenómeno.
SOS en el refugio de mujeres
Helen Okoro llegó a Italia hace más de veinte años, como víctima de traficantes de personas. Hoy, trabaja en Casa Agata, un refugio católico para mujeres, en la ciudad siciliana de Catania. Y ha visto de primera mano cómo ha cambiado la trata de personas en los últimos años. Hoy, son tantas las mujeres que les piden ayuda, que las empleadas del refugio apenas dan abasto.
Más de 20.000 mujeres nigerianas, muchas de ellas menores de edad, han llegado a Italia a través del Mediterráneo en los últimos tres años. Naciones Unidas estima que alrededor del 80 por ciento (unas 16.000) son o están en grave peligro de convertirse víctimas de traficantes. A Helen Okoro le preocupa lo cada vez más brutal y profesional que se ha vuelto el negocio.
En Sicilia ya se habla de una nueva "Mafia Nigeriana". La diferencia con los clanes de la mafia italiana es que tanto los perpetradores como las víctimas vienen del extranjero y viven al margen de la sociedad. Periodistas sicilianos acusan a las autoridades italianas de usar, por ello, menos fuerza contra estas organizaciones criminales.
La fiscal Lina Trovato no acepta esta crítica. El fenómeno del crimen organizado proveniente de Nigeria ha estado en la mira de las autoridades desde hace tiempo, dice. La llamada "Nueva Mafia" de Nigeria no es una unidad, sino que consiste en una gran cantidad de sociedades secretas y bandas criminales, como el Hacha Negra, los Vikingos y la Hermandad Suprema Eiye, como se denominan a sí mismos, explica Trovato.
Consecuencia paradójica del éxito
En Nigeria, la agencia para la prevención de la trata de personas (NAPTIP) se ocupa de las actividades de estas sociedades secretas. Daniel Atokolo, director regional de NAPTIP en la metrópoli de Lagos, en el suroeste del país, observa la creciente brutalidad de los traficantes de personas. Esta se debe, paradójicamente, al éxito del programa educativo contra el abuso de la fe yuyu: las madames en Europa carecen, cada vez más, de una herramienta para el control psicológico de las mujeres, señala.
Y esas sociedades secretas, que han comenzado a ser identificadas como la "Mafia Nigeriana" en Europa, tratan de cerrar ahora cada vez más esta brecha, asegura Atokolo a DW: "Estos tipos ya no están preocupados por el condicionamiento psicológico con ningún tipo de juramento. Ahora usan simplemente el terror. Hay entonces una clara conexión entre la disminución de los rituales yuyu y el fortalecimiento de estas pandillas, que obligan a las víctimas a la obediencia absoluta".
"Europa está hambrienta"
Mientras tanto, más de 50 sociedades secretas diferentes se extienden en Nigeria. Entre sus miembros se incluyen políticos y empresarios influyentes, afirman los expertos. Sobre sus estructuras internas se sabe poco. John Omoruan, sin embargo, ha visto este fenómeno por dentro. Fue un miembro de alto rango del "Hacha Negra" durante muchos años. Hoy, es un desertor arrepentido y lamenta muchas de sus acciones.
No obstante, Omoruan considera que, cuando se habla de la trata de personas, una parte sustancial de la culpa le corresponde a los europeos. Son ellos los que siempre han querido chicas cada vez más jóvenes y baratas, dice a DW. "Al final todo se trata de dinero. Europa está hambrienta de cosas prohibidas. Drogas, chicas menores de edad, todo lo prohibido. Y Nigeria tiene la oferta adecuada para esa demanda", subraya, e insiste: "Mientras sus productos sean demandados, el Hacha Negra y todos los demás grupos secretos continuarán siendo exitosos y ganarán mucho dinero".
(rml/ers)
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