Un viaje de 3.000 kilómetros en un barco hecho de totora
7 de agosto de 2019
A las orillas del lago Varna, en Bulgaria, se está construyendo un barco de aspecto inusual. Se trata de un velero en forma de media luna construido principalmente con cañas importadas del Lago Titicaca en Bolivia. El jefe del equipo, formado por europeos y bolivianos, es el Prof. Dominique Görlitz, un arqueólogo alemán de 53 años quien dirige su cuarta expedición conocida como Abora IV. Görlitz pretende navegar de Bulgaria a Chipre, atravesando por tres mares, para demostrar que los antiguos comerciantes egipcios eran capaces de navegar hacia el norte a través del Mar Negro y de regreso.
Por otra parte, las anteriores expediciones de Görlitz ya han demostrado la posiblidad de viajar en barco de totora: de Cerdeña a la ilsa de Elba (Italia) en 1999, de Alejandría a Chipre en 2002, y de Nueva York a las islas Azores (Portugal) en 2007. Su hipótesis es que en la prehistoria se realizaron viajes al Nuevo Mundo y de regreso, trayendo tabaco y hojas de coca al norte de África con base en los rastros que él mismo encontró junto a momias egipcias.
Inspirado en los antiguos marineros
El equipo planea navegar con el barco de totora de 14 metros a finales de este mes desde Varna, Bulgaria, hasta Chipre. "Este es el barco más estable que uno pueda imaginar", explica Görlitz. Los barcos prehistóricos podían navegar e incluso virar contra el viento hace miles de años gracias a lo que Görlitz llama "un arma secreta": las orzas, una especie de remos ajustables que pueden subir o bajar 1,5 metros bajo el agua para controlar y estabilizar las maniobras.
La elección de Varna como punto de partida obedece a que en el año 4.300 a.C. era un puerto comercial importante del Mar Negro.
Un equipo con experiencia y pasión
La construcción del barco está bajo la supervisión de un equipo boliviano proveniente de una familia de constructores de barcos: Fermín Limachi, de 50 años, y su hijo Yuri, de 25, expertos en construcción de los tradicionales veleros de caña y canoas que se utilizan en el lago Titicaca, mejor conocidos como "botes de totora". Limachi creció en una isla pequeña en el lago Titicaca y comenzó en este oficio a los siete años con su padre y abuelos. Hoy los barcos que se usan en el lago Tititcaca son en su mayoría de madera o fibra de vidrio. "Hay muy poca gente que aún sabe cómo construir botes de totora", explica Limachi, quien desde 2001 trabaja con Görlitz.
Los barcos de totora se construyen uniendo y alineando caña en columnas, que posteriormente son atadas en forma de banana. Una vez construidas, los trabajadores pasan horas apretando las columnas y golpeándolas con una especie de bate de beisbol para comprimir las fibras; simultáneamente tensan más y más las cuerdas con el propósito de brindar al barco mayor durabilidad y capacidad de flotación.
"Es bastante agotador, martillear y apretar todo el día", dice Mark Peels, un electricista y windsurfista holandés de 42 años que soñaba con hacer un viaje así y no duda en comparar esta aventura marítima con el ascenso a montañas como el Monte Kilimanjaro. Por su parte, Heike Vogel, una alemana de 35, también involucrada en la construcción, tiene experiencia trabajando junto a Görlitz desde 2002. Esta será su primera aventura en un barco tan grande en el mar y planea navegar con la tripulación durante dos semanas antes de volver a casa.
Jodi Hilton (ee/er)
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