Mazmorras de la CIA al descubierto
8 de junio de 2007Mientras en Milán se iniciaba este viernes un proceso sin precedentes en Europa, en el que se juzgará en ausencia a 25 agentes de la CIA y al ex jefe del servicio de inteligencia militar italiano y su subrogante, por el secuestro del egipcio Abu Omar en 2003, en París se presentaba un explosivo informe sobre las actividades que llevó a cabo el servicio secreto estadounidense en el Viejo Continente, en el marco de la guerra contra el terrorismo. "Creemos haber demostrado que la CIA llevó a cabo una serie de actos ilegales en Europa, al secuestrar individuos, retenerlos en lugares secretos y someterlos a prácticas de interrogatorio equivalentes a la tortura", afirma el relator especial del Consejo de Europa, Dick Marty.
Los "agujeros negros" de Polonia y Rumania
Tras un año y medio de investigaciones, el jurista da por "comprobado" que la CIA mantuvo recintos de reclusión secretos sobre todo en Polonia y Rumania. Y en ello radica la dinamita de su informe, que viene a confirmar lo que antes ya se había expuesto en calidad de sospecha, apoyada en indicios. Incluso se mencionan dos lugares concretos que operaron entre 2003 y 2005: la cárcel secreta polaca de Stare Kiejkuti, cercana al aeropuerto de Szymany, y la de Mihail Kogalniceanau en Rumania, cerca del Mar Negro.
Según Marty, ambas cárceles fueron manejadas "directa y exclusivamente por la CIA". El informe indica que "si bien es probable que muy pocas personas de los países implicados, y de las propias regiones en cuestión, hayan sabido de la existencia de estos recintos, tenemos fundamentos suficientes para declarar que las máximas autoridades estatales sabían de las actividades de la CIA en su territorio".
¿Y los demás gobiernos?
Las críticas de Marty se limitan a Polonia y Rumania. Muchos son los países involucrados en esta "trama", entretejida con los vuelos secretos en que la CIA transportaba a los presuntos terroristas capturados. Vuelos en los que se utilizaron diversas bases estadounidenses en territorio europeo, como la de Ramstein, en Alemania. La pregunta clave sigue siendo: ¿cuánto sabían los respectivos gobiernos?
Por lo pronto, Alemania e Italia son objeto de severos reproches de Marty, por no haber colaborado en el esclarecimiento de lo ocurrido e incluso haber entorpecido las investigaciones, al tratar el asunto como "secreto de estado". A las autoridades alemanas les recrimina explícitamente no haber tenido interés en encontrar la verdad en el caso de Khaled el Masri, un ciudadano alemán secuestrado en la frontera macedonia y llevado en 2004 a Afganistán, donde fue torturado, para luego ser recluido en Guantánamo.
A la espera de las pruebas
El gobierno alemán se defiende, reiterando que no tenía conocimiento de nada y se mantiene a la espera de ver las pruebas que dice tener el relator especial del Consejo de Europa, mientras la oposición ya levanta la voz para exigir que se esclarezca el asunto. También desde Polonia y Rumania llegan desmentidos. Sendos portavoces afirman que nunca existieron esos "agujeros" negros en su territorio y demandan igualmente conocer las pruebas de Marty.
En Italia, en tanto, se espera que muchas cosas salgan a la luz en el juicio contra los agentes de la CIA, tema que probablemente no podrá ser ignorado en la reunión que sostendrá el sábado el primer ministro Romano Prodi con George W. Bush. Para el presidente estadounidense, que acaba de sortear obstáculos en la cumbre del G-8 en Heiligendamm, esta visita a Roma tampoco se vislumbra pues demasiado plácida, y no sólo por la "jornada contra Bush" con que pretenden recibirlo sus detractores en la capital italiana.