Merkel sigue siendo canciller
8 de diciembre de 2018Una elección para la posición de liderazgo de un partido alemán, no genera, por lo general, demasiado interés en el extranjero. Pero esta vez fue diferente. Hace pocos días, periódicos influyentes, como el New York Times, le dieron más relevancia a la información sobre el congreso de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) que al funeral del expresidente estadounidense George H. W. Bush.
Los ojos del mundo miraban hacia Alemania. En todas partes, los canales de televisión emitieron una noticia urgente cuando fue anunciada la nueva líder del partido conservador alemán. La razón para esa inusual atención se llama Angela Merkel.
Para mucha gente, la canciller alemana es la figura política más importante del mundo. Un mundo en el cual el machismo del presidente ruso, Vladimir Putin, de su homólogo estadounidense, Donald Trump, y del mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, enfurece a muchos, Merkel es considerada como la voz de la razón, como el último bastión del equilibrio en tiempos de fragmentación y del peligroso fortalecimiento de los nacionalismos.
En Alemania, sin embargo, el brillo de Merkel palidece. En las elecciones regionales, la CDU sufrió una derrota tras otra, y las críticas dentro de sus propias filas se hicieron oír tan alto, que a la canciller no le quedó más remedio que dejar el cargo de jefa del partido. Con ese anuncio, a finales de octubre, se abrió la carrera para encontrar a un sucesor o una sucesora, ya que, a pesar de que su período como canciller no finalizará sino hasta dentro de dos años y medio, estaba claro que no podría seguir gobernando si la CDU no elegía a uno de sus claros oponentes para liderarla.
La revancha de Merz no fue posible
Y eso casi sucedió. Friedrich Merz, quien siempre fue un crítico de Merkel, y a quien la canciller expulsó de la política hace ocho años, perdió la votación en el desempate, y solamente por 35 votos de diferencia de un total de 1001. Merz había visto la posibilidad de la revancha, apoyado por todos aquellos hombres a quienes Merkel había desairado, frenado y aniquilado políticamente durante su larga carrera.
Luego de un día extenuante y lleno de suspenso, que había comenzado con un discurso altamente emocional de despedida de la canciller alemana, el resultado no se hizo esperar más: la ganadora era Annegret Kramp-Karrenbauer. Con esa decisión a favor de la favorita de Merkel, el congreso eligió también que la canciller permanezca en su cargo y lo desempeñe hasta el final, si es que el Partido Socialdemócrata (SPD), no deserta antes.
Alemania sigue siendo políticamente confiable
En cuanto a la política exterior, Alemania sigue siendo la economía europea más fuerte, un país confiable y estable, cuya política de gobierno apenas cambiará. En cuanto a la política interna, será interesante observar si Kramp-Karrenbauer logrará sanar el alma del partido, unir a los diferentes bandos, y dar a su propio partido la sensación de un nuevo comienzo, que no solo necesita urgentemente la CDU, sino también toda Alemania, para que en las próximas elecciones generales, después de, probablemente, 16 años de gobierno de Angela Merkel, la Unión Demócrata Cristiana no sucumba a un quiebre por fatiga.
En esencia, se trata de si Annegret Kramp-Karrenbauer logra desprenderse de su mentora y antecesora para moverse libremente y reunir también las experiencias internacionales que la convertirían en una candidata a canciller convincente. Todas esas son preguntas cuyas respuestas están en el futuro. Por el momento, la CDU no tiene a una sola mujer en la cúpula, sino a dos.
(CP)
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