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Monumentos berlineses que vuelven a la luz

Gero Schließ (MS/ERS) 28 de abril de 2016

Berlín tiene una nueva atracción: la exposición “Descubierto” muestra monumentos que apenas fueron vistos antes, porque con el paso del tiempo fueron sustituidos, alterados, dañados, desmantelados o arrinconados.

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Ausstellung Enthüllt. Berlin und seine Denkmäler
Imagen: DW/G. Schließ

Es algo que no había ocurrido antes ni en París ni en Londres ni en Nueva York: rescatar del olvido monumentos que una vez fueron removidos. “Es algo único en el mundo”, dice Andrea Theisse, directora del museo de la Ciudadela de Berlín en conversación con Deutsche Welle. La exposición “Descubierto. Berlín y sus museos” muestra monumentos originales en los que quedó reflejada la huella de la historia de los alemanes desde el siglo XVIII hasta la era de la reunificación.

Todo lo que esta muestra exhibe moraba en la oscuridad del depósito de un museo o incluso se encontraba enterrado bajo tierra, ya sea el controvertido monumento a Lenin de Nikolai Tomski, el Decatleta de Arno Breker o las estatuas de reyes de procedencia prusa de la Avenida de la Victoria. Eso da una idea de lo difícil que les resulta a los alemanes lidiar con el arte con connotaciones políticas. “Este tipo de obras son siempre declaraciones políticas”, dice Andreas Nachama, quien, como director de la fundación Topografía del Terror, asesoró científicamente la muestra.

Debate sobre los monumentos

Y de estas declaraciones políticas se deducen las fracturas de la historia alemana: desde el reino de Prusia hasta el imperio, la República de Weimar, el nazismo y la Alemania dividida. Mientras que los monumentos de diferentes épocas adornan la capital francesa, en Berlín fueron retirados sistemáticamente. El ejemplo más espectacular es el imponente monumento a Lenin de Nikolai Tomski, que fue inaugurado festivamente el 19 de abril de 1970 en un gran evento al que acudieron más de 200.000 personas.

Ausstellung Enthüllt. Berlin und seine Denkmäler
La cabeza del monumento a Lenin, de Nikolai Tomski.Imagen: DW/G. Schließ

Tras la caída del Muro de Berlín, muchos de los monumentos del Berlín oriental fueron desmantelados. Entre ellos, la estatua de Tomski a Lenin, que fue sepultada bajo tierra. Andrea Theissen recuerda todavía el controvertido debate que suscitó entonces aquella decisión. “Creo que, actualmente, se ha producido un cambio en la forma de pensar de los políticos. Algo así no volvería a suceder ahora”, asegura Theissen.

Las huellas de la historia

“En lugar de desmantelar los monumentos, hubiera sido mejor trabajar con ellos y llevar el debate a los ciudadanos. Ahora ha vuelto a haber una interminable discusión sobre la estatua de Lenin”, dice la directora del Museo. Así pues, la arcaica cabeza de Lenin se ha convertido en el principal punto de atracción de la muestra. Otro foco de atracción es el conjunto monumental de la Avenida de la Victoria, que el emperador Guillermo II hizo erigir en el parque Tiergarten.

La exposición muestra también 70 estatuas de los 96 monumentos individuales concebidos en el plan de Albrecht Speer, el arquitecto de Hitler, para la megalómana “capital del imperio Germania”. Muchas de las fotos muestran agujeros producidos por disparos, rostros desfigurados y miembros amputados. De nuevo, huellas de la historia, en esta ocasión de la llamada “lucha final por Berlín”.

Esculturas conmovedoras

Además de los monumentos de corte político, la exposición exhibe ejemplos de esculturas conmovedoras que muestran la intimidad y la privacidad, como la del rey Federico Guillermo II, que durante un paseo por el parque Tiergarten llora a su esposa muerta, la popular reina Luisa, colocada junto a él en la exposición.

También puede admirarse el “Monumento a los ferroviarios caídos”, de 1928, que muestra a un fornido hombre sumido en sus propios pensamientos. Se trata de un ejemplo escultórico típico de la República de Weimar. Tras el final de la Primera Guerra Mundial, se erigieron en toda la ciudad obras de homenaje a los más de dos millones de soldados alemanes caídos. Esta exposición única no es solo para saber más sobre política, sino que también sacude las emociones y consigue que la historia reviva.