Muerte en Sudán en medio de intereses económicos
10 de septiembre de 2004El presidente norteamericano, George W. Bush, acusó el viernes al gobierno de Jartum de no hacer nada por impedir un genocidio contra la población negra en la región sudanesa de Darfur. "Lo único que puede detener la matanza es una intervención externa", se lee en una declaración de Bush difundida el jueves por la noche.
El gobierno de EE.UU. aspira a que sea aprobada una resolución de la ONU que permita una intervención ampliada de la Unión Africana. Simultáneamente, EE.UU. propuso en el Consejo de Seguridad de la ONU la creación de una comisión internacional investigadora. Si esa comisión constatara oficialmente que en Sudán se está produciendo un genocidio, las Naciones Unidas estarían obligadas a actuar.
Otro punto esencial en el proyecto de resolución norteamericano es la imposición de sanciones contra Jartum. Los miembros permanentes del Consejo de Seguridad Rusia y China, pero también Pakistán y Argelia rechazan, no obstante, un embargo a las exportaciones de petróleo sudanesas, contemplado en las eventuales sanciones.
Alemania a favor del proyecto de resolución
Wolfgang Trautwein, el viceembajador de Alemania ante la ONU, alabó, por el contrario, el proyecto de resolución de EE.UU., calificándolo de "positivo". Agregó que el gobierno alemán aboga desde hace tiempo porque la ONU investigue la situación en Darfur. También Francia, Gran Bretaña, Chile y las Filipinas se manifestaron a favor de la propuesta norteamericana.
Por su parte, la Unión Europea no califica los hechos en la provincia sudanesa de Darfur de genocidio. En el proyecto sobre el que tomarán posición los ministros de Relaciones Exteriores el lunes no aparece ese concepto. Los 25 Estados de la UE tampoco pudieron ponerse el viernes de acuerdo acerca de las sanciones. Sobre todo España, Italia y Grecia se pronunciaron en contra.
En los pasillos de la ONU, no todos están convencidos de que los motivos de los esfuerzos de EE.UU. para imponer sanciones a la economía petrolera de Sudán sean sólo humanitarios.
Otros intentos de sanciones
EE.UU. ya intentó lograr un embargo internacional contra Sudán antes de la crisis de Darfur. En 1997, el presidente Clinton ordenó sanciones unilaterales de EE.UU. por el presunto respaldo de Jartum a terroristas y la violación de los derechos humanos en Sudán. Los esfuerzos por lograr sanciones colectivas habían fracasado previamente.
Poco después se demostró que las reservas petroleras de Sudán son mucho mayores y más fáciles de explotar de lo que se suponía. Pero compañías petroleras estadounidenses, como Halliburton, tenían las manos atadas.
El negocio lo hicieron otros, sobre todo la China National Petroleum Corporation. China, cuyo enorme crecimiento económico es motivo de preocupación para los estrategas estadounidenses, es el inversionista extranjero más importante en Sudán. Los chinos cubren un 6% de su demanda de petróleo con crudo de Sudán.
También obtienen beneficios el grupo ruso Stroitransgaz, al que se adjudicó la construcción de un oleoducto de cientos de kilómetros hacia Puerto Sudán, y fábricas de armamento rusas, que vendieron bombarderos MiG y tanques. China y Rusia no sólo temen pérdidas a corto plazo en el caso de que se imponga un embargo, sino también su posición hegemónica en Sudán.