Mujeres al poder
27 de febrero de 2003Un día al año las leyes se invierten, por lo menos en Alemania. Este país se convierte en un matriarcado el día jueves que inaugura las fiestas de carnaval, el llamado "Altweiberfastnacht." A los hombres con miedo de perder su "virilidad" no se les recomienda salir a la calle porque las mujeres van armadas - con tijeras. Con ese instrumento les cortan las corbatas a los muchachos.
Seamos sinceras - un hombre con una corbata cortada se ve bastante ... estúpido, por más guapo que sea. Y esta es justamente la meta: convertir a los "machos" en inocentes ovejitas y así despojarlos de su poder. Los hombres, que no son tan tontos como se piensa, ya vienen preparados: o no llevan corbata o se ponen una de papel. Hay otros que sacan sus corbatas viejas, reviven la época de "Woodstock" y a la vez se deshacen de esas reliquias y limpian sus roperos.
Ellas bailan solas
El "Altweiberfastnacht" se celebra de diferentes maneras, según la zona. En el sur de Alemania y también en Alsacia (Francia) sólo las mujeres tienen acceso a los bares y tabernas. A un hombre que quiera entrar ahí lo ponen de patitas en la calle.
A lo largo de todo el año las mujeres se esfuerzan por realzar sus encantos femenina, pero este jueves específico es diferente. Se disfrazan de ancianas, de brujas, sin ocuparse de complacer el gusto masculino. Tradicionalmente, una horda de mujeres disfrazadas asalta las sedes de los ayuntamientos y toma simbólicamente el poder. La insurrección suele ser corta, pero efectiva. Después de un intento de resistencia, el alcalde termina por entregar a las "locas" una llave de tamaño extra grande. Con ese botín, las "hembras" se apoderan del ayuntamiento y convierten toda el edificio en un gigantesco salón de baile.
Lo bueno dura poco
El jueves de carnaval, el "Weiberfastnacht", tiene su origen en el siglo IV. En aquel entonces las esposas de familias importantes eran invitadas un día al año a cenar y bailar. Después de un tiempo, "ellas" dejaron de esperar la invitación de "ellos": organizaron independientemente su fiesta, y se arrogaron el derecho de dar órdenes, por lo menos un día, a los hombres. Ese día las mujeres bailaban en la plazas de las localidades. Todo hombre que osaba atravesar dichas plazas, era despojado de su sombrero. Y ellas lanzaban al aire sus gorras, el distintivo de una mujer casada. Corrían por las calles, con el pelo largo y suelto, símbolo de su corta pero intrépida independencia.
Colonia y Bonn son las ciudades donde más se conserva esa tradición. Se dice que en Beul, un distrito de Bonn, se celebró por primera vez el "Altweiberfastnacht" en 1823. En aquel entonces, Beul era todavía una ciudad independiente. Ahí se lavaba la ropa de la gente rica de Colonia y de Bonn. Los esposos de las lavanderas llevaban la ropa limpia a la casa de los clientes, pero el sueldo que cobraban se lo gastaban en las tabernas. Esto, lógicamente, no les agradaba a las esposas, que tomaron una decisión: "A partir de ahora, el jueves del carnaval, está en nuestras manos." Hoy como antes, la diversión se acaba a medianoche, cuando las mujeres se despojan de sus disfraces. ¡Lo bueno dura poco!