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Paridad y violencia en América Latina

Mirra Banchón3 de diciembre de 2013

¿Paridad o cuotas? ¿Educación o mujeres en la justicia? Sobre los difíciles caminos hacia la verdadera igualdad, DW habló en Bruselas con parlamentarias latinoamericanas, la presidenta del Senado boliviano entre ellas.

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Gabriela Montaño, presidenta del Senado de BoliviaImagen: DW/M. Banchon

“Así como los hombres no tienen que demostrar a nadie su capacidad antes de que les den una responsabilidad, las mujeres tampoco deberían. Eso es parte de la igualdad”. Así explicaba Gabriela Montaño, presidenta del Senado boliviano -cuando se cumplen 120 años de sufragio femenino en el mundo- el cambio de actitud frente a la participación de la mujer en su país.

“En la elección directa de los máximos magistrados la persona más votada fue la actual presidenta del Consejo de la magistratura, la mayor instancia de control en el órgano judicial. Es una maravillosa demostración de que la gente confía en las mujeres”, dice Montaño a DW.

Pasando en ocho años de un porcentaje de 10% al 47% de presencia femenina en el gobierno, el país andino fue premiado durante la cumbre “Women in Parliaments Global Forum” (WIP, Bruselas, noviembre 27-29) como paradigma reformista en la región. La propia Montaño es un ejemplo: “El año pasado fungí unos días como presidente interina y eso movió la sensibilidad de muchas mujeres en Bolivia”.

Plakat 120 Jahre Frauenwahlrecht 29.11.2013 Brüssel
120 años de sufragio femeninoImagen: DW/M. Banchon

Avances legislativos

“Hemos vencido a la lógica de las cuotas; creo que si somos más del 50% de la población del mundo, lo único que garantiza el salto cualitativo es la paridad”, subraya Montaño, puntualizando que tanto la mujer indígena como la campesina está representada.

“De 137 escaños de asambleístas, 58 los ocupan mujeres en este momento en Ecuador”, cuenta por su parte la abogada Marisol Peñafiel. Desde la pequeña Tanguarín, una pequeña comunidad campesina del norte de su país, llegó a una asamblea constituyente “con rostro de mujer”. Y luego a un Congreso que aboga por la paridad.

“En la nueva ley de partidos, hemos logrado estipular una cuota del 30% de presencia femenina; la participación efectiva dependerá de cada partido. En el mío, la cuota mínima es del 35%”, cuenta a DW Emma Julia Fabián, vicepresidenta del bloque legislativo femenino de El Salvador. En este momento, el 27% del Parlamento está compuesto por mujeres, aunque, reconoce, “esta presencia no es inclusiva: “no hay ni un solo representante de minorías indígenas".

Con respecto a Honduras, Gillian Guifarro, tres veces diputada en el Congreso Nacional y presidenta del comité de la Mujer, resalta como un logro la cuota del 40%. “Y a partir del 2016, la paridad”, subraya la exalcaldesa de Juticalpa.

No ha sido fácil

“Yo comencé porque mi esposo me enviaba a suplantarlo. Pero a fuerza de represenlo, me fui quedando. Y en las elecciones ahora la que participa soy yo”, cuenta Guifarro, del Partido Nacional, que subraya la oposición familiar a la presencia política femenina. Sin embargo, ve abierta la posibilidad de que a la presidencia de Honduras llegue una mujer. Que en las últimas elecciones no sucediera, no lo atribuye Guifarro al aspecto de género.

“Desde los 14 hasta los 25 años fui guerrillera. Y, dos años después de la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, fui fundadora del partido. He luchado mucho para ser diputada. También en los años en el frente: había una actitud como que las mujeres teníamos menos capacidad para combatir, decían que no teníamos por qué ir encabezando la filas sino en el medio, pero el trabajo y el riesgo era igual. Tuvimos que demostrar que teníamos capacidad, porque son soldados no hombres los que van a la guerra”, cuenta Fabián del FMLN.

“Mi primer cargo fue Intendente General de Policía, que siempre había sido reservado para hombres. Tenía 23 años y era una zona de conflicto en la frontera con Colombia, Lo primero que les ocurrió decir es que en ese puesto había una niña que no podía ejercer”, recuerda Peñafiel, “no ha sido fácil”.

Guifarro und Penafiel und Gomez 29.11.2013 Brüssel
Elizabeth Gómez (El Salvador), Gillian Guifarro (Honduras) y Marisol Peñafiel (Ecuador)Imagen: DW/M. Banchon

Montaño, por su parte, recuerda las bombas que en Santa Cruz, entre 2007 y 2008, fueron puestas para acabar con su vida, tanto en su oficina como en su casa.

Con violencia, no hay igualdad

Así, y a pesar de todo avance en la presencia femenina en el ámbito gubernamental, en Bolivia, el 53% de las mujeres han sufrido violencia, en Ecuador, el 31%. En Honduras, en 2012 538 mujeres fueron asesinadas; 3000, en los últimos cinco años. Y en El Salvador en 2012 se registraron 9000 casos de violencia de género y tiene la tasa de feminicidio más alta del mundo.

“Las pandillas, las maras, tienen ahora a muchas mujeres involucradas. Pero, en realidad, existe una actitud de odio hacia lo femenino”, explica Fabián subrayando que en la base de las mujeres que aparezcan desmembradas está la concepción de que las mujeres son propiedad privada de los hombres.

¿Con mayor presencia femenina en la justicia el asunto mejoraría? “No necesariamente”, responde Fabián, “porque hay juezas liberando feminicidas. Necesitamos capacitación sensibilización y educación”, subraya Fabián.

Emma Julia Fabian (El Salvador)
Imagen: DW/M. Banchon

Efectivamente, “subsiste el patriarcado y la idea de que aunque peguen, aunque maten, hay que aguantar. Apenas en 1995 comenzamos a tratar el tema, en una sociedad hipócrita, cómplice de la violencia”, coincide la parlamentaria de Ecuador que señala que en el nuevo penal se está debatiendo la tipificación de la violencia contra la mujer.

Finalmente, de “tsunami social” habla la senadora Montaño. En su país que ha aprobado una ley integral que incluye educación, prevención, sanción penal, siete de cada diez mujeres han sido víctimas de violencia: “hasta que no seamos capaces de atacar efectivamente el peor de los fenómenos, la violencia contra la mujer, no podremos hablar de igualdad”.