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“Un ataque frontal al corazón del Cártel de Sinaloa”

Viola Traeder17 de agosto de 2016

Tras el secuestro de uno de los hijos de “El Chapo” Guzmán, México contiene la respiración ante un posible recrudecimiento de la violencia como consecuencia de un ajuste de cuentas entre grupos criminales.

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Jesús Alfredo Guzmán Salazar, hijo de "El Chapo" Guzmán.
Jesús Alfredo Guzmán Salazar, hijo de "El Chapo" Guzmán.Imagen: Getty Images/AFP/R. Schemidt

Este lunes (15.08.2016), siete hombres armados irrumpieron en el restaurante “La Leche”, en la ciudad costera de Puerto Vallarta, privando de su libertad a seis comensales. La fiscalía jalisciense confirmó que Jesús Alfredo Guzmán Salazar, hijo del encarcelado líder del Cártel de Sinaloa, se encuentra entre las víctimas y que los agresores pertenecen al Cártel Jalisco Nueva Generación.

“Secuestrar al hijo de un narcotraficante de la organización criminal más poderosa del país no tiene parangón. Estamos hablando de la familia, es un ataque frontal al corazón del cártel de Sinaloa”, dice a DW el periodista mexicano Javier Valdez. El experto en narcotráfico, del semanario Río Doce, teme que la respuesta al secuestro sean homicidios y más “levantones” (privaciones de libertad) tanto en Jalisco, Michoacán y Guerrero como en la región del sudeste, donde ambos grupos criminales están presentes.

En opinión del periodista, “el Cártel de Sinaloa ha perdido la capacidad de negociación con otros cárteles”. Esto se debe, en parte, al sello beligerante que Iván Archivaldo Guzmán, el hijo mayor de “El Chapo”, ha imprimido al grupo criminal.

El restaurante "La Leche" en Puerto Vallarta.
El restaurante "La Leche" en Puerto Vallarta.Imagen: picture-alliance/dpa/U. R. Basurto

La violencia aumentará

El politólogo Jesús Cantú Escalante, del Tecnológico de Monterrey, calcula que la ola de violencia se incrementará durante los próximos seis meses. Asimismo, hace hincapié en las consecuencias a largo plazo de las luchas entre los cárteles y al interior de éstos. El llamado efecto hidra describe a narcotraficantes que dejan el negocio de los estupefacientes, pero siguen dedicándose a otras actividades delictivas, como la extorsión y el robo seguido de homicidio.

El politólogo cree que el Cártel Jalisco Nueva Generación secuestró a Jesús Alfredo Guzmán Salazar para obtener informaciones sobre las operaciones del Cártel de Sinaloa. Más tarde, el hijo de “El Chapo” probablemente será ejecutado para “ganar terreno al enemigo”, dice en entrevista con DW.

Ambos expertos dudan que el gobierno mexicano esté en condiciones de hacer frente a esta situación. Según el politólogo del Tecnológico de Monterrey, el gobierno probablemente enviará más efectivos a Jalisco para tratar de inhibir enfrentamientos entre los cárteles en las zonas turísticas. “Eventualmente puedan controlar lo que suceda en Puerto Vallarta, pero no creo que tengan ningún plan para prevenir las posibles reacciones en otros territorios y mercados”, dice.

Tanto "El Chapo" como su hijo estaban siendo buscados por las fuerzas de seguridad mexicanas.
Tanto "El Chapo" como su hijo estaban siendo buscados por las fuerzas de seguridad mexicanas.Imagen: picture-alliance/dpa/Us Department Of The Treasury

“Atrapados en un infierno”

Javier Valdez agrega que el “gobierno solo emitirá discursos”, pero no podrá garantizar la seguridad de “millones de mexicanos atrapados en un infierno creado por las autoridades y las organizaciones criminales”.

Otro aspecto del secuestro que no se debe dejar de lado es el hecho de que, siendo buscado por las fuerzas de seguridad mexicanas y la agencia antidrogas estadounidense DEA, Jesús Alfredo Guzmán Salazar haya podido cenar tranquilamente en un restaurante en una zona turística muy concurrida; algo que ambos entrevistados interpretan como un reflejo de la impunidad y complicidad entre las autoridades y los "narcos".

Javier Valdez cuenta que le causaba risa cuando decían que “El Chapo” era el capo más buscado del mundo. “Nadie busca a los capos, ni a Caro Quintero ni a 'El Mayo' Zambada ni a los hijos de 'El Chapo'. No me extraña que se paseen impunemente, protegidos ya no solo por la Policía, sino también por el Ejército y la Marina”, sentencia.