Nicolás Maduro, ¿el último bolchevique?
25 de octubre de 2017A mediados de octubre, el “hombre fuerte” de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció que celebraría “por todo lo alto” el primer centenario de la Revolución Rusa rindiéndole homenaje a figuras claves de la misma, como León Trotski y Vladímir Ilich Uliánov, Lenin, líder del sector bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia y cofundador de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). “Tenemos que refrescar la memoria de lo que fue la primera revolución obrera campesina”, comentó el mandamás de Caracas una semana después de reunirse con el presidente Vladímir Putin para solicitar la reestructuración de la deuda venezolana con Moscú.
Aunque no faltó quien interpretara las declaraciones de Maduro como otra forma de congraciarse con Putin, el aniversario de la Revolución Rusa parece tener más relevancia para el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que para el Kremlin. Puede que su culto al pasado le haya servido para asegurarse el respaldo de la mayoría de sus compatriotas, pero Putin también ha asumido una posición crítica de cara a los sucesos de 1917, a sus impulsores y al legado de la URSS. De hecho, reportes recientes apuntan a que el primer siglo de la Revolución de Octubre será conmemorado en Moscú sin la presencia del mandatario ruso.
Socialismo petrolero
“Hasta ahora no hay indicios concretos de que el Gobierno venezolano realmente vaya a festejar los cien años de la Revolución Rusa. Yo creo que Maduro sólo trae a colación esa efeméride para corroborar su lealtad frente al ‘socialismo del siglo XXI’ –el proyecto político de su predecesor, el difunto Hugo Chávez (1954-2013)– e insinuar que su objetivo sigue siendo convertir esa noción en realidad”, señaló en entrevista con DW el sociólogo alemán Klaus Meschkat, profesor emérito de la Universidad de Hanover especializado en teorías de desarrollo y conocedor de los movimientos obreros internacionales y las sociedades postrevolucionarias en América Latina.
¿Es Maduro el último bolchevique? Las dudas al respecto abundan. Muchos chavistas le han dado la espalda al PSUV alegando que el partido se ha alejado de la senda trazada por Chávez y que sus políticas tienen cada vez menos que ver con el socialismo predicado. Cabe preguntar si la oda de Maduro a la Revolución Rusa es coherente con su gestión. “Pero es que no puede serlo. La Revolución Bolivariana de Chávez, que buscaba instaurar el socialismo en Venezuela, no podía materializarse porque, para subsistir, ese país depende demasiado de la exportación petrolera y de su anclaje en el sistema capitalista”, arguye Meschkat.
Pablo Stefanoni, jefe de redacción de la revista Nueva Sociedad, con sede en Buenos Aires, coincide parcialmente con el sociólogo germano. “En 2007, el propio Chávez proclamó que el venezolano era un socialismo petrolero, muy diferente del que imaginó Karl Marx. Ahora, Maduro busca incentivar la extracción de minerales; pero eso no altera el hecho de que la economía venezolana es profundamente capitalista, desde todo punto de vista, y poco productiva. Y es muy difícil imaginar un socialismo sin una base productiva sólida porque, ¿qué es lo que se socializa si no se produce nada aparte de oro negro?”, explica el historiador argentino.
Zigzag ideológico
Stefanoni recuerda que la trayectoria de la Revolución Bolivariana ha sido zigzagueante en términos ideológicos. “Chávez empezó su carrera política defendiendo ideas vagas para una reforma moderada. Su radicalización tuvo lugar tras el fallido golpe de Estado de 2002: fue entonces cuando comenzó a hablar del ‘socialismo del siglo XXI’ y se evidenciaron puntos de conexión entre una revolución y otra; sobre todo cuando propuso, aunque de una manera muy general, un modelo político-económico post-capitalista”, dice el coautor del libro Todo lo que necesitas saber sobre la Revolución Rusa, publicado en septiembre de 2017.
“Chávez hizo algunos experimentos, fomentó la creación de cooperativas, difundió la idea de las comunas citando a diversos teóricos políticos y asumió a Fidel Castro como referente moral, más que político-ideológico. Venezuela no copia el modelo cubano, pero Chávez absorbe aspectos de la cultura comunista tradicional, incluyendo visiones poco pluralistas de cara a la democracia. Por su parte, Maduro tuvo su formación política en grupos de izquierda y llegó a ser dirigente sindical; pero una cosa es estar expuesto a la cultura política comunista y otra buscar instaurar el comunismo en Venezuela”, observa Stefanoni.
El historiador concede que Maduro cultiva una estrecha relación con La Habana y que el jefe de Gobierno venezolano asume una posición hostil de cara a la democracia liberal –“evidente cuando promovió la polémica elección de la Asamblea Nacional Constituyente”, dice Stefanoni–, pero subraya que imponer el comunismo en Venezuela no está en su agenda. “Pienso que su identificación ideológica con la Revolución Rusa se debe a que sus imágenes y narrativas le sirven para retratar al chavista como un régimen acosado por potencias extranjeras, como lo estuvieron los bolcheviques en 1918, y para presentar a los venezolanos como un pueblo obligado desde fuera a pasar penurias", dice el experto.
“Propaganda simplista”
Klaus Meschkat, por su parte, enfatiza que las supuestas similitudes entre el proceso revolucionario ruso y la llamada “revolución chavista” tienen fundamentos muy débiles. “Para empezar, los bolcheviques tomaron el poder mediante un golpe de Estado, mientras que Chávez fue elegido presidente en elecciones libres, justas y transparentes. Por otro lado, Chávez puso la riqueza petrolera bajo el control del Estado y la aprovechó para implementar una política social progresista; pero eso no es muy diferente de lo que pretenden hacer algunos Gobiernos socialdemócratas. Los bolcheviques llevaron su agenda política mucho más lejos en la Unión Soviética”, sostiene el especialista.
Para Meschkat, el temprano deceso de Hugo Chávez (5.3.2013) hirió mortalmente a la Revolución Bolivariana. “A pesar de sus errores, como timonel de un proceso político transformativo, Chávez tenía más que ofrecer que Maduro. En un discurso muy interesante, Chávez alertó que la idea de la democracia comunal ya había sufrido deformaciones en los tiempos de Lenin, cuando ésta fue remplazada por la hegemonía del partido único. Chávez se dirigió a sus seguidores y los instó a evitar que eso pasara en Venezuela; pero los consejos comunales, cuya fundación él auspició, nunca dejaron de ser entidades subordinadas”, acota Meschkat.
“Maduro, en cambio, no parece estar en capacidad de hacer reflexiones diferenciadas como esa. Todo lo que Maduro hace es propaganda simplista sin vínculo alguno con la realidad. A eso debemos sumar que, en su estado actual, la Revolución Bolivariana ha perdido la legitimación democrática de la que gozó durante los mandatos de Chávez”, asegura el excatedrático de Hanover.
Autor: Evan Romero-Castillo (CP)