Niños alemanes cantan para el tercer mundo
3 de enero de 2013
Vestidos como los tres Reyes Magos, chicos de 8 a 15 años generan un ambiente único y tranquilo con sus cantos tradicionales. Son los “Sternsinger”, niños que recorren las calles de las ciudades alemanas entonando melodías y pidiendo dinero para ayudar a otros chicos menos afortunados que ellos.
Los Cantores de las Estrella de Belén son miembros de una institución benéfica de la iglesia católica alemana, el “Kindermissionswerk”, que fue fundada en el siglo XIX cuando una joven de familia acomodada de Aquisgrán se enteró de la pobreza infantil en China o África. Sobre la base de la aspiración de mejorarles la vida, Auguste von Sartorius fundó uno de los movimientos mas grandes de solidaridad infantil en el mundo.
"Quiero ayudar"
“Yo participo porque quiero que otros niños puedan vivir, que no se mueran de hambre o que también sean sanados de sus enfermedades”, explica Senta, de 7 años, vestida con una capa de gamuza adornada con piedras de fantasía y llevando una corona. Ella es una de los miles de cantores que en los primeros días de enero hacen sus recorridos por las ciudades, juntando donaciones.
“Hoy nuestra meta es enseñarles a los pequeños que su ayuda sigue siendo importante y que son capaces de lograr cambios”, explica Ute Schellenbaum, que los acompaña en sus paseos solidarios por la ciudad de Bonn. La fundación “Kindermissionswerk” tiene 2.913 proyectos en 116 países, cuya financiación se realiza en parte mediante los donativos recolectados por los “Sternsinger”. Dentro de estos proyectos de ayuda se encuentran varias actividades en Latinoamérica.
Una de esas iniciativas tiene como objetivo mejorar la asistencia médica en la provincia de Cusco, en Perú. Para lograr eso, la fundación ha establecido el Centro de Medicina Andina (CMA). Con la ayuda de los “Sternsinger”, han creado un programa móvil que, a través de visitas médicas en regiones apartadas, logra reducir la mortalidad adulta e infantil. Además, la iniciativa les brinda una formación médica básica a las familias, para aumentar su conciencia sobre la higiene y fomentar una correcta alimentación. Así, el programa mejora las condiciones de vida de manera permanente.
En Nicaragua, el alto nivel de desempleo dio como resultado elevados índices de pobreza. Por eso en ese país centroamericano se realizan varios proyectos, como el Centro Jesús Amigo, en Juigalpa. Allí, los niños y los padres encuentran apoyo en temas como educación y alimentación. Los primeros participan en clases particulares para obtener buenos resultados en el colegio, se les sirve un almuerzo y además pueden participar en clases de baile o de pintura. La meta del proyecto es que los alumnos obtengan un título escolar y que aprendan a trabajar en el colegio.
Los Cantores de la Estrella de Belén en Bonn han aprendido otra lección. “Yo ya participo hace 10 años y voy a seguir. Es simple: nosotros estamos bien y sin mayor esfuerzo podemos entregar ayuda a otros chicos. Entonces, ¿por qué no ayudar?“, pregunta Elias, de 15 años, y lo deja bien claro: aportar no tiene por qué ser dificil.
Autor: Carolina Machhaus / Franziska von Campenhausen
Editor: Diego Zúñiga