Un día se le ocurrió moldear una botella de plástico usada con aire caliente. Entonces se dió cuenta de su potencial. Hoy la artista checa Veronika Richterová rescata botellas que han ido a parar a los contenedores de la basura para crear con ellas esculturas, lámparas y todo tipo de objetos de diseño. Gracias a ella, el nocivo polietileno se transforma en obras de arte.