Objetiva y crítica: radiodifusión pública en Alemania
8 de junio de 2010El 5 de junio de 1950 los representantes de las estaciones de radiodifusión de los estados federados alemanes se unieron en una estación de alcance nacional: la Estación General de Radiodifusión de Alemania. Conocida por sus siglas en alemán "ARD", o por su eslogan, “das Erste” (o sea, “la primera” televisora estatal del país, el número 1 en el selector de canales), su objetivo radicaría en ofrecer información seria, distanciada del poder estatal.
Un año antes se había fundado la República Federal de Alemania que, como la propia ARD, era un resultado directo de la caída del Estado nacionalsocialista y la descentralización del poder estatal en una estructura de regiones o estados federados. Durante mucho tiempo, la teleaudiencia nacional sólo tuvo a su disposición los programas de televisión regionales y la oferta única de la ARD, pues las televisoras privadas fueron permitidas a inicios de los años 80.
“Nunca más”
Las potencias aliadas vencedoras de la Segunda Guerra Mundial suspendieron inmediatamente las transmisiones de radio “encadenadas” del Estado nazi. “Según nuestro punto de vista y nuestras más profundas convicciones, las estaciones de radio no deben volver a ser nunca más voceras y órganos del Gobierno de turno. Las estaciones de radio deben representar a todas las capas del pueblo y dar a todos los grupos y partidos la oportunidad de expresar su opinión”, resumía Edmund Schächter, oficial estadounidense en Múnich.
Distanciamiento del Estado e independencia política son hasta hoy signos distintivos de la radiodifusión pública alemana. Y, en efecto, existen suficientes ejemplos que demuestran esa distancia del Estado por parte de emisoras y televisoras públicas; pero también son suficientes las ocasiones en que la distancia quedó en intención y los políticos y partidos utilizaron la radiodifusión pública para sus propósitos.
Independencia política, en la práctica
De cara a las elecciones federales, por ejemplo, los partidos pueden transmitir sus anuncios publicitarios. ¿La justificación oficial?: los anuncios son un aporte a la misión informativa de la ARD. Pero tal producto audiovisual puede clasificarse con el mismo entusiasmo como pura propaganda de partidos. Para permitirse el desliz, las estaciones de la ARD aclaran que ellas no son responsables por el contenido de los anuncios.
Lo mismo ocurre cuando políticos que integran el llamado Consejo de Radiodifusión influyen en la elección del director de la emisora o televisora. Este consejo vela por la independencia y pluralidad programación de las emisoras o televisoras, elige y asesora a la administración de la estación y aprueba el presupuesto. Tal órgano debe reflejar la composición de la población que representa y está integrado por miembros de diversos grupos y organizaciones sociales (sindicatos, iglesias, organizaciones femeninas, fracciones políticas). Sin embargo, no es extraño que el director de una televisora resulte ser un miembro del partido con más fuerza en el consejo que lo elige.
“La Segunda”
A pesar de estos "deslices", la radiodifusión pública alemana permanece casi “intocable” incluso 60 años después de su fundación. Las estaciones regionales siguen produciendo su programación de forma independiente, aún cuando se financian gracias a un sistema de impuestos recaudados por el Estado. Y ello vale desde sus inicios. Se mantuvo también cuando el primer canciller federal, Konrad Adenauer, quiso fundar una estación de propaganda estatal bajo el rótulo de “Televisión de Alemania S.L.”.
El Tribunal constitucional falló contra las intenciones de Adenauer en 1961, otorgando a los estados federados la completa responsabilidad sobre la radiodifusión pública. Impulsados por esta decisión, los primeros ministros de los estados decidieron fundar, dos meses después y con el mismo carácter de la ARD, la “Segunda Televisión Alemana”: ZDF (por sus siglas en alemán), que comenzó a operar en 1963.
Parte de la vida diaria
Entretanto, la entonces pequeña ARD se ha convertido en un gigante: sus nueve estaciones regionales cuentan con unos 20.000 empleados y aún más trabajadores freelance. 11 programas de televisión, 55 de radio y una abundante programación digital, además de 16 orquestas y 8 coros componen el complejo mediático. El presupuesto del conjunto de las estaciones asciende a unos 6.300 millones de euros. ARD cuenta con unos 100 corresponsales de radio y televisión en 30 países, además de numerosos estudios en el territorio nacional.
Tras 60 años de existencia, la ARD se ha convertido en una parte indispensable de la vida cotidiana en Alemania. Su noticiero de las ocho de la noche, el “Tagesschau”, fue – desde 1952 y hasta el advenimiento de la televisión privada en los años 80 – una verdadera institución de la sociedad germana, un programa que nadie que se considerase una persona informada podía perderse. Y aún hoy tiene una audiencia de 10 millones de televidentes.
Con grandes espectáculos familiares en la tarde del sábado, transmisiones deportivas o la serie policíaca del domingo “Tatort” (la escena del crimen), ARD ha conseguido producir programas con un alto rating de televidentes y ganarse incluso un lugar respetable en la competencia con las ahora abundantes televisoras privadas.
Autor: Matthias Hellfeld / Rosa Muñoz Lima
Editor: Emilia Rojas Sasse