Ocaso de un canciller
15 de junio de 2004Alemania “necesita al SPD e incluso en un día como hoy sabemos que tenemos que seguir”, dijo el presidente del partido, Franz Müntefering, tras la reunión de la cúpula en la que se analizó el desastroso resultado socialdemócrata en las elecciones europeas. Pero si el partido más antiguo de Alemania empieza a subrayar la necesidad de su existencia, algo tiene que andar terriblemente mal.
El SPD se encuentra en la mayor crisis de su larga historia. El resultado obtenido por el SPD en las elecciones europeas, un 21,5% de los votos, es el peor de su historia en unos comicios nacionales. La mayoría de los analistas coincide en que ha comenzado la lucha por la supervivencia – no sólo en su función como partido gobernante.
La soledad del canciller
Schröder repite en estos días lo que ya dijo tras otros muchos desastres electorales: que el gobierno mantendrá su política de reformas, que considera necesaria para Alemania. Pero los votantes se fugan y los miembros de su propio partido refunfuñan.
El único respaldo que le queda a Schröder es el de la industria alemana. No precisamente la clientela tradicional de un partido socialdemócrata. “Retroceder no es la alternativa, paralizarse tampoco”, dijo, este martes, el presidente de la Confederación de la Industria Alemana (BDI), Michael Rogowski, durante la asamblea anual de su organismo, celebrada en Berlín.
Si hay algo que criticar, según Rogowski, no es la excesiva dinámica de las reformas sino todo lo contrario. “Lo que hace falta son menos ataduras y más libertad”, dijo Rogowski. De este modo, el SPD es desgarrado paulatinamente por sus fuerzas tradicionalistas y los sindicatos, por un lado, y las exigencias de la industria y la necesidad de reformas, por el otro.
La oposición calcula
¿Y qué hace la oposición? Tras los buenos resultas del pasado domingo, aumentaron en el partido conservador, CDU, las voces que exigen la inmediata dimisión de Schröder y nuevas elecciones. Es costumbre entre partidos de oposición pedir esas cosas, y el hecho no sorprende mucho. Lo que sí podría sorprender es el silencio de la jefa cristianodemócrata, Angela Merkel. ¿Por qué no presiona más para derrumbar un gobierno que, de por sí ya, se está tambaleando peligrosamente?
Merkel ha conseguido con estas elecciones europeas todo lo que se había propuesto por el momento: provocar una derrota significativa para el SPD y perfilarse definitivamente como única candidata de su partido a la cancillería, dejando atrás a todos los posibles contrincantes. Merkel sabe que su partido todavía no está preparado para tomar el mando en Alemania.
Las próximas elecciones generales en Alemania serán en 2006. Antes, en 2005, se votará en el estado más poblado den Alemania: Renania de Norte-Westfalia. Este estado se encuentra –todavía- en manos de los socialdemócratas y dispone, por su tamaño, de muchos votos en el Bundesrat, la cámara de representación de los 16 Estados Federados. Equipada con un fuerte respaldo en el Bundesrat a partir del 2005, y con unas elecciones ganadas en 2006, Merkel podría gobernar a su gusto. Un plan calculado a sangre fría, que podría resultar.