Odesa, una ciudad ucraniana con raíces rusas
25 de marzo de 2022Desde Odesa hasta la frontera solo hay 50 kilómetros. El viaje en automóvil hacia Palanca, un pueblo en el sureste de la República de Moldavia, dura aproximadamente una hora. Ese país del sudeste europeo ya acogió a alrededor de 350.000 refugiados ucranianos de la guerra, y muchos de ellos vinieron de Odessa. Antes de la invasión rusa a Ucrania, la ciudad portuaria a orillas del Mar Negro tenía cerca de un millón de habitantes. Es incierto cuántos permanecen allí todavía bajo peligro de un ataque de las tropas rusas. Pero, aquellos que se quedaron, se están armando y colocan barricadas en la ciudad, decorando sus calles con banderas azul-amarillo, llenando bolsas de arena y construyendo bloqueos antitanques.
Odesa, punto clave estratégico y económico
Odesa, la tercera mayor ciudad ucraniana después de Kiev y Járkov, tiene una particular relevancia para el país. Desde la anexión de Crimea por parte de Rusia, en 2014, Odesa alberga la base principal de las fuerzas navales ucranianas. Ubicada en la costa noroeste del Mar Negro, la ciudad también tiene el puerto de carga más grande del país. Casi la mitad de las importaciones y exportaciones del país se manejan desde allí. Además de los cereales, los productos de exportación más importantes de Ucrania son el hierro y el acero, así como algunos productos químicos. Hasta ahora, numerosos suministros de ayuda y alimentos también han llegado al país a través del puerto de Odessa. Pero desde que el Ejército ruso ha estado avanzando hacia el oeste a lo largo de la costa del Mar Negro, las importaciones y exportaciones a través del puerto están prácticamente paralizadas.
La ciudad de Odesa es la arteria económica de Ucrania, y un punto neurálgico del tráfico y del transporte. Varias líneas de ferrocarril hacia el interior del país pasan convergen allí, y también allí nace el oleoducto Sarmatia, que provee, entre otros, a Polonia y a los países bálticos de petróleo del Mar Caspio sin pasar por Rusia. En el caso de que las tropas rusas tomaran Odesa, eso no solo sería un golpe extremadamente grave para Ucrania desde el punto de vista económico, sino también por la importancia simbólica de la ciudad para ambas partes en este conflicto.
Los orígenes rusos de Odesa
Odesa fue fundada en 1794 por orden de la zarina rusa Catalina la Grande. Solo dos años antes, toda la región había caído en manos de Rusia al finalizar la sexta Guerra Ruso-Turca. La zarina decidió que se construyera un puerto militar eficiente, también para asegurarse toda la costa norte del Mar Negro, que en décadas anteriores había caído en manos del imperio zarista ruso y recibió el nombre de "Nueva Rusia”.
"Antes de 1917, Odessa era la capital de esta entidad, la Nueva Rusia", explica a DW Guido Hausmann, jefe del departamento de Historia del Instituto Leibniz de Estudios de Europa del Este y Sudeste, en Ratisbona. "Todo este proyecto de Novorossiya está estrechamente ligado a Odesa". Para alguien como Vladimir Putin, quien, según sus propias palabras, quiere hacer que Rusia recupere su antiguo poder, esto es verdaderamente importante, dice Hausmann, porque "representa el imperio de los zares en expansión para una Rusia que se está convirtiendo en una gran potencia y se está extendiendo hacia el Mar Negro y el Mediterráneo Oriental".
Odesa vivió su época dorada en el siglo XIX, convirtiéndose en una ciudad portuaria cosmopolita, con habitantes de más de 100 naciones, y en un centro cultural y científico importante, con teatros propios, sociedades científicas y varias universidades. Y fue un centro vial de la comunidad judía en el Imperio Ruso. Hasta un 30 por ciento de la población de Odesa era de religión judía. "Aquí se respira toda Europa”, parece que dijo el poeta ruso Alexander Pushkin sobre la ciudad.
Sin embargo, debido a su historia de asentamientos, Odesa siguió siendo rusa durante mucho tiempo. Pushkin y Catalina la Grande son homenajeados con varios monumentos en la ciudad. No fue sino hasta después de la Segunda Guerra Mundial, explica Guido Hausmann, que Odesa cambió de rostro, "principalmente debido a la urbanización de la década de 1960". Como resultado de eso, "muchos ucranianos llegaron a Odessa desde los pueblos de los alrededores. Es por eso que la población ucraniana es tan numerosa”.
Ciudad de contrastes
En 2001, un 65 por ciento de los habitantes de Odesa dijeron hablar ruso como idioma nativo, y ese es el idioma cotidiano de cerca un 90 por ciento hoy en día. No obstante, dice Hausmann, luego del Euromaidan, las protestas proeuropeas de 2014, las calles de la ciudad se empezaron a llenar de banderas ucranianas y grafitis con sus colores. "Antes no se veía eso”, explica el historiador, que visitó varias veces Odesa y aún tiene contactos en la ciudad. "Por lo tanto, Odesa es hoy en mayor medida una parte de Ucrania que hace algunas décadas”, subraya.
Pero ese cambio no se produjo sin obstáculos,. Ese mismo año, cuando Rusia anexionó Crimea, en Odesa hubo protestas prorrusas que derivaron en hechos violentos. Murieron 48 personas, y más de 200 resultaron heridas. "No se puede recordar la terrible tragedia de Odesa sin estremecerse”, dijo el presidente ruso, Vladimir Putin, en su discurso del 21 de febrero de 2022, sentando de ese modo las bases ideológicas de la invasión rusa de Ucrania, que comenzó solo tres días después. "Haremos todo lo posible para castigar a los responsables, para encontrarlos y llevarlos ante la justicia", señaló Putin. Es decir, que al presidente de Rusia también lo mueve la idea de "liberar" Odesa -que, según él, es originalmente "rusa"- de manos ucranianas.
Preocupación por Moldavia
Guido Hausmann está convencido de que la gran mayoría de los habitantes de Odesa de habla rusa no desea eso en absoluto: "Hablar el ruso no significa que sean políticamente prorrusos”, aclara.
Ciertamente, existe un vínculo estrecho con la lengua y la cultura rusas. Sin embargo, a nivel político, mucho ha cambiado desde 2014. Muchos residentes de la ciudad portuaria le han dado la espalda a Rusia, asustados por las leyes draconianas, la prohibición de la libertad de expresión y el estilo de liderazgo ruso, cada vez más autoritario. Y ahora, por el despiadado bombardeo de ciudades como Mariúpol por parte del Ejército ruso. "Entretanto", estima Hausmann, "el 80 al 90 por ciento de los residentes de Odessa son leales a Ucrania. Claro que no esperamos que la gente salga a las calles en masa haciendo flamear banderas rusas mientras el ejército de Putin avanza".
Ni siquiera el propio Putin estaría interesado en esto. Para él, lo importante es otra cosa. Si tomara la ciudad, prácticamente toda la costa del Mar Negro estaría en manos rusas. De ese modo, se bloquearían importantes rutas de suministro para Ucrania. Y luego solo le quedarían 50 kilómetros hasta la República de Moldavia, donde, a su vez, hay una gran parte separatista prorrusa: Transnistria. No solo en Ucrania, sino también en la capital moldava, Chisinau, se observarán los sucesos de los próximos días con gran preocupación.
(cp/ms)