Operación Árbol de Navidad
23 de diciembre de 2015Los pinos y abetos que ofrece la Facultad de Agricultura de la Universidad de Bonn no son perfectamente simétricos. Han crecido como la naturaleza quiso. No obstante, mucha gente hace cola para llevarse uno a casa y entregar a cambio una donación.
Wolfgang Schumacher, profesor emérito, tuvo la idea hace 35 años. “En la región del Eifel había praderas con narcisos silvestres. Pero, desgraciadamente se plantaron allí pinos a abetos, a cuya sombra las otras plantas no tienen oportunidad de sobrevivir”, dice el exdirector de la Facultad de Geobotánica y Protección de la Naturaleza. Estas coníferas foráneas, llegadas del norte de Europa, se extendieron y desplazaron a flores como los narcisos, orquídeas y pulsatilas.
Varios objetivos
Para proteger estas flores escasas, la Fundación Loki Schmidt (una iniciativa de la esposa del excanciller alemán Helmut Schmidt) compró terrenos en los que el profesor Schumacher y sus alumnos pudieron talar los árboles antes de Navidad, para ofrecerlos a cambio de donativos dedicados a fines sociales y ambientales.
Cada año, en la temporada prenavideña, alumnos y exalumnos, premunidos de hachas y sierras, cortan árboles seleccionados en las regiones del Eifel y Sauerland. Uno de los objetivos consiste en abrir nuevamente espacio para plantas vernáculas, animales y bosques mixtos. “Estoy orgulloso del proyecto”, dice Schumacher, alabando especialmente el entusiasmo con que lo promueven los jóvenes.
El ingeniero agrícola Simon Keelan, exalumno de Schumacher, organiza la “Operación árbol de Navidad” y asegura que esta es para él “la época más feliz del año”. Feliz lo pone también el hecho de poder impulsar varios proyectos con el dinero así recaudado: “La sociedad y la naturaleza se benefician y la gente obtiene árboles que cumplen criterios de sostenibilidad. Se cumplen varios objetivos positivos a la vez. ¿Qué mejor?”
Como la naturaleza manda
Hay todavía más argumentos a favor de los árboles de la Universidad de Bonn: crecieron sin fertilizantes ni pesticidas o herbicidas, no fueron podados ni especialmente cultivados, sino que siguieron el curso de la naturaleza.
“Por lo general los árboles de Navidad vienen de criaderos y actualmente se destinan a ello unas 40.000 hectáreas en Alemania”, dice Thomas Muchow, de la Fundación Rheinische Kulturlandschaft, destacando que ese no es el caso de estos árboles. La iniciativa ha sido galardonada por un jurado de las Naciones Unidas, que destacó además que “esta acción innovadora y ejemplar se caracteriza por un especial compromiso de los voluntarios, de larga tradición”.