Comienza la "cura de caballo" en Volkswagen
19 de noviembre de 2016Hace muy poco, el gigante de la industria automotriz Volkswagen (VW) lo tenía claro: no había manera de eludir la autoridad de Ferdinand Piëch. Pero, incluso entonces, el entretanto depuesto patriarca lo tenía también muy claro: en VW, nada funciona tampoco sin el sindicato. De hecho, en ningún consorcio alemán los representantes de los trabajadores tienen tanto poder como en este, con sede en Wolfsburgo. A qué bloqueos puede llevar tal concentración de poder es algo que se hizo ya patente hace años, cuando se destaparon los escándalos de corrupción en VW: viajes de lujo con prostitutas incluidas debían mantener la flexibilidad y comprensión de los delegados sindicales respecto a cuanto pasaba en el grupo.
Esos tiempos han pasado. Pero esa distribución del poder no. Hasta hoy, no está claro cuánto de esta peculiar estructura es también responsable del escándalo de emisiones que desde hace un año azota al mayor constructor de vehículos de Europa.
Duras luchas
Consecuentemente difícil ha sido la negociación entre la dirección y el comité de empresa en torno al llamado "Pacto de futuro" con el que la automotriz pretende definir su estrategia venidera. Y es que si algo han puesto de manifiesto los acontecimientos en Wolfsburgo, y en todos los centros del gigante imperio de Volkswagen, es que las cosas no pueden seguir como hasta ahora. La empresa preparaba desde hace mucho un estratégico cambio de rumbo. Pero es ahora, tras seis largos meses, cuando la compañía ha definido cómo y, sobre todo, con qué fuerza de trabajo quiere emprender su reforma.
Desde que el fabricante anunció que en el futuro pretendía dotar de un motor eléctrico a un cuarto de sus vehículos, así como convertir, tanto a estos como al resto, en 'smartphones' con ruedas, estaba claro que eso iba a tener una repercusión inmediata en su plantilla. En primer lugar, se necesitan menos motores de combustión y sistemas de transmisión y, por tanto, menos trabajadores en las industrias proveedoras correspondientes. Además, ensamblar esos autos es más sencillo, lo que supone también menos mano de obra. Lo que se necesita en mayor número son físicos, ingenieros eléctricos, especialistas en tecnologías de la información y comunicación. Y eso no se consigue con programas de formación de empleados y reciclaje laboral.
Reducción aquí, ampliación allá
¿Cómo se va a llevar a cabo esta transformación? ¿Cómo fueron las negociaciones sobre ese "Pacto de futuro"? Al final serán eliminados 30.000 puestos de trabajo, 23.000 de ellos en las sedes alemanas. A primera vista, es mucho, aunque supone un cinco por ciento de la fuerza laboral global de la compañía. Además, y esto puede apuntárselo el sindicato como un éxito, la reducción se llevará a cabo a través de jubilaciones anticipadas y medidas similares. Los despidos están descartados durante los próximos nueve años. Y se crearán miles de nuevos empleos: para físicos, ingenieros eléctricos y especialistas en tecnologías de la información.
Así que ahora el camino está despejado para el Grupo Volkswagen del futuro. Un camino en el que la empresa llevaba trabajando mucho, ya bajo Martin Winterkorn, el histórico director general de la compañía. Pero, aparentemente, carecía de la perspectiva necesaria. En este sentido, algo bueno ha traído el escándalo de la manipulación de emisiones, que tan duramente ha golpeado a la empresa y que, todavía, va a seguir dejando sentir sus consecuencias algún tiempo. Las cosas se mueven, incluso en la antigua ciudad del automóvil de Wolfsburgo.
Para aprender: aquí puede Usted leer la versión original de este artículo en alemán.