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Opinión: Europa no debería preocuparse tanto de Trump

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Max Hofmann
22 de enero de 2017

La Unión Europea mira ensimismada hacia Washington y sigue con temor cada paso del nuevo presidente Donald Trump. Debería más bien ocuparse de sus propios problemas, afirma Max Hofmann.

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EU und US Fahne
Imagen: Imago/Manngold

Sostiene que la OTAN está "obsoleta", que espera la desintegración de la Unión Europea y amenaza a BMW con elevados aranceles. Calculadas o improvisadas, las declaraciones del recién estrenado presidente consiguen gran repercusión en Europa. Sobre todo en Bruselas, sede de las instituciones comunitarias. Hay opiniones enfrentadas. Los europarlamentarios hablan de "locura" y "sinsentido". Los ministros de Exteriores han sido más diplomáticos, pero en general está claro: con Donald J. Trump en la presidencia, Europa ya no puede confiar en los Estados Unidos.

Estabilizarse por sí misma

¿Qué hacer si la relación con el hasta la fecha socio más cercano, simplemente, se hunde? Lo que la UE debía haber hecho hace mucho: poner su propia casa en orden, independientemente de que "el Donald" compre y contrate en los Estados Unidos. El "brexit", la inmigración, la crisis del euro… hay mucho que hacer. Desde una perspectiva estadounidense, no habría nada que reprochar a un congresista de ese país que tildara de "locura" o "sinsentido" a lo que aquí sucede.

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Max Hofmann dirige el estudio de DW en Bruselas.

Pero volvamos a la perspectiva europea: ¿A qué tiene que adaptarse la UE? ¿Debe tomarse al pie de la letra a Trump? Muchas de las políticas que ha anunciado no parecen factibles. Para interpretar sus declaraciones, por eso, muchos echan mano a la teoría de juegos o a las técnicas de negociación empresarial. Otros piensan que, simplemente, es un incompetente que improvisa en sus declaraciones. Pero para Europa es importante dejar de tratar de entender a Trump y dedicarse a estabilizar la Unión, con absoluta prioridad en la economía y defensa.

Hacer más por la defensa común

Militarmente muchos sienten en la OTAN la conmoción creada por Trump. Entre otras cosas porque la nueva administración tampoco aquí está preparada y se encuentra, por primera vez en mucho tiempo, sin embajador en la alianza. Los temores de una retirada de su apoyo o, incluso, una retirada completa, parecen exagerados: aunque Trump estuviera tan loco como para fijarse esa meta, fracasaría ante el Congreso. Ni siquiera bajo la nueva presidencia en Estados Unidos es de temer una invasión rusa en el Báltico. Pero los europeos deben dejar de confiar su defensa a la Alianza y hacer más para garantizarla. Incrementar el gasto militar para fortalecer el paraguas nuclear franco-británico del Viejo Continente ya está sobre la mesa.

Más preocupantes son las potencialmente desastrosas consecuencias de la política de Trump en la economía europea. Claro, los estadounidenses deben priorizar sus propios intereses. El gabinete de multimillonarios podría desatar de nuevo las manos a Wall Street, ampliando la brecha entre ricos y pobres, y elevar a niveles de vértigo el déficit. El calentamiento de la economía estadounidense, animado por la euforia bursátil y los ambiciosos programas de obras públicas anunciados por Washington, provocarían inflación, burbujas y guerras comerciales. Todo eso vendría mucho más rápido que una tercera guerra mundial y golpearía duramente a los debilitados estados europeos.

Impasible "El Donald"

Porque aquí, la eurozona sigue pendiendo de un hilo. En Bruselas no se deja de oír que la moneda común sólo sobrevivirá con una mayor integración, algo políticamente inviable ahora. Una alternativa sería reducir las ambiciones del proyecto europeo. Lo que está claro es que no puede mantenerse como está. En caso de una crisis "Made in USA", la Unión Europea, en su actual estado, tendría poco margen de maniobra para reaccionar. Sobre todo el Banco Central Europeo, que con su política monetaria ha quemado ya todos sus cartuchos.

Por eso los políticos europeos deberían preocuparse menos de Trump. Tal vez se cumplan los peores presagios. Tal vez se rodee de gente suficientemente competente como para no llevar a Estados Unidos a un callejón sin salida. Europa, en cualquier caso, difícilmente podrá influir en su desarrollo. Lo que sí está bajo su absoluto control es su propia nave. Y deben empezar a construir una base fuerte para el futuro. Si el temor a Trump lleva a los europeos a perseguir una mayor integración, mayor cooperación y a mostrar mayor decisión, entonces el nuevo presidente habrá tenido algún efecto positivo.


Para aprender: aquí puede Usted leer la versión original de este artículo en alemán.