Opinión: Un incendiario en el Gobierno de Berlín
9 de septiembre de 2018Horst Seehofer no es cualquier ciudadano alemán común y corriente. Actualmente es ministro del Interior, y antes de eso ya fue una vez miembro del Gobierno alemán como ministro de Salud. Es, además, desde hace muchos años, uno de los principales políticos de un partido popular regional, la Unión Social Cristiana (CSU), que gobierna desde hace décadas y con mayoróa absuluta el estado federado de Baviera. En los últimos diez años, ha sido el presidente de ese partido. Así que Seehofer proviene del centro mismo de la sociedad alemana. Y finalmente se ha expresado, hace unos días, en entrevista con el diario Rheinische Post, donde aseguró que "el tema de la migración es la madre de todos los problemas políticos de este país".
Es un mensaje fuerte y claro. Seehofer ubica a la migración como causa de todos los problemas en Alemania. Y el culpable está claramente identificado: el migrante. Por lo tanto, también se conoce a los responsables: todos los que toleran la migración y permiten la entrada de los inmigrantes en el país: la canciller, Angela Merkel, por supuesto, en primer lugar.
Legitimación para los xenófobos
Es un mensaje que todos los populistas de derecha y xenófobos entienden. Es una afirmación que puede invocar cualquiera de esos "ciudadanos preocupados" que gritan "Alemania para los alemanes, ¡extranjeros fuera!", o persiguen a gente de aspecto extranjero por las calles, cuando se les presenta la oportunidad. Esto no es nada nuevo para ellos, siempre lo pensaron; pero ahora, finalmente, el ministro del Interior también "lo ha entendido".
Porque aún más importante que la declaración en sí es la persona que lo ha gritado al mundo. La que ayer era una posición exclusiva de la extrema derecha en el espectro político, ahora también está representada en la corriente política dominante. No es de extrañar que Alexander Gauland, jefe del partido populista de derecha Alternativa para Alemania (AfD), lo apoye: "Seehofer tiene toda la razón en su análisis". Y es que Seehofer le ha permitido con esto al AfD dar un paso importante en su proyecto partidista, que busca un cambio social significativo: le ha abierto la puerta hacia el mísmísimo centro de la sociedad.
¿Migrantes? ¡No, gracias!
Pero los inmigrantes también han escuchado su mensaje. Independientemente de que hayan nacido en Alemania, de que hayan vivido aquí durante décadas o hayan llegado recientemente, no son bienvenidos. Independientemente de si están más o menos bien integrados. Independientemente también de si son reconocibles a primera vista como inmigrantes o no: son un "problema", incluso son la "madre de todos los problemas". Y será estigmatizados, excluidos de la sociedad. Porque no se puede distinguir entre inmigrantes "buenos" y "malos".
Obviamente, no son ánimos de pogromo los que dominan hoy Alemania. Y desde luego que las numerosas amistades y relaciones construidas a lo largo de años entre personas con y sin historias migratorias no se romperán de repente. Pero así es como se divide una sociedad. Así es como comienza: en el lenguaje. Se empieza a construir enemistades, se distingue entre grupo de "nosotros" y "ellos", y, por supuesto, "ellos" son los culpables de todo. Y la distinción es biológica. Así son las cosas, no hay nada que hacer.
Instrucciones para dividir una sociedad
Este es precisamente el tipo de división que los populistas y nacionalistas de derecha siempre han buscado y perseguido. Y ahora está siendo impulsada desde las esferas del Gobierno. Lo que ayer estaba prohibido es hoy una posición reconocida: "finalmente se permitirá decirlo".
Y así, la declaración de Seehofer no solo fortalece y legitima el extremo derechista de la sociedad. Da entrada al populismo, la xenofobia y la islamofobia en el centro mismo de la sociedad. Los hace "presentables". El ministro alemán juega con fuego para poder perfilarse como "bombero”.
¿Y el ganador es...?
No es tan importante hasta qué punto Horst Seehofer comparte las ideas populistas de (ultra)derecha por convicción y hasta qué punto es sólo un juego político-táctico para fortalecer su posición y la de su partido en las elecciones en el Estado de Baviera. Cualquiera que sea la razón, está jugando con fuego. Y podría desencadenar un incendio que destruirá gran parte de lo que ha hecho de este país un lugar tan habitable en las últimas décadas, tanto para quienes cuentan con historias migratorias y como para quienes no.
Y al final, ya no será importante si el AfD llega al poder o no, porque su política y su posición se están extendiendo y ganando terreno. No importa si el ganador es Gauland o Seehofer, ni cuál es el nombre del partido que implemente esta política. Así que es hora deplantar bandera y enviar un mensaje claro: ¡Así no, señor Seehofer!
Autor: Zoran Arbutina (ct/rml)
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