Cínico juego de poder en Siria
26 de agosto de 2016Si en el mundo árabe existe un gran maestro del cinismo, éste tendría que ser el presidente sirio Baschar al-Assad, quien, desde 2011, ha procedido con gran brutalidad en contra de los deseos legítimos de su propio pueblo. Con violencia y calculada determinación, excarcelando a religiosos extremistas de las prisiones sirias, ha desatado una guerra, que, por lo menos a corto plazo, trascurre absolutamente a su favor.
Assad permitió que sobre suelo sirio surgiese un monstruo, uniendo así a la comunidad internacional tras un mismo objetivo: la lucha en contra del grupo terrorista Estado Islámico (EI). Rusia, Irán, Irak y Hezbolá en un bando, y Estados Unidos, Arabia Saudita, Catar y la Unión Europea en el otro: todos, a lo largo de la guerra, se agrupan cada vez más en el combate en contra del EI y contribuyen así a que el régimen de Assad se mantenga en el poder.
El juego de Assad
Ahora Turquía, antiguo adversario de Assad, ha cambiado de bando. Un convoy militar ha cruzado la frontera hacia Siria. Oficialmente, la intención es combatir al EI, responsables ya de varios sangrientos atentados en Turquía; extraoficialmente, y quizás la mayor razón, atacar también a los kurdos, a quienes Turquía, en su posición en Siria, había atacado, hasta el momento, solo con aviones de combate.
El juego de Assad dio resultado: en la guerra contra los monstruosos "guerreros de Dios” del EI, Assad ha aprovechado para presentarse, a pesar de sus múltiples crímenes de guerra y violaciones a los derechos humanos, como el precursor en la lucha contra la barbarie. Por los menos la comunidad internacional, en comparación con el EI, lo ve a él como un mal menor.
Vale en este punto anotar que, en el mejor de los casos, Assad logrará solo en parte resultados que lo lleven a buen puerto. Podrá quedarse un rato más en el poder, pero lo que vaya a quedar a fin de cuentas del país y de quienes confían en él es cada vez más incierto. Rusia e Irán no apoyan a Assad por un puro sentido de amistad; ellos querrán reclamar su premio.
Los nuevos desafíos de los kurdos
Y en lo concerniente a Turquía: muchas cosas se puede esperar de un presidente que gusta de remitirse al espíritu sobre el que se basó el "Imperio Otomano”. El territorio que ocupa hoy Siria partencia antiguamente al Imperio Otomano; no está claro cuál es el juego mental que quiere estimular Ankara al recordar la historia. En todo caso, desde la entrada de tropas turcas a la frontera, Siria tiene ahora otro flanco abierto.
Los que no deben estar nada contentos con la entrada de las tropas turcas son los kurdos, tanto en Siria, así como en Irak y Turquía. Parece ser que los planes kurdos de buscar una mayor autonomía se alejan aún más.
A mediados de esta semana han recibido otra mala señal: el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, en su visita a Ankara, solicitó a los kurdos sirios retirarse al este del Éufrates. “Apoyamos enérgicamente lo que hace el Ejército turco”, dijo Biden después del encuentro con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Además, Estados Unidos amenazó a los kurdos con recortes en la ayuda militar.
Una fría Realpolitik
Esta es una clara señal de donde están las prioridades de Estados Unidos: en Ankara. El acercamiento turco con Rusia, las conversaciones discretas de Turquía con Irán en Ankara, un nuevo tono en los comunicados hacia Baschar al-Assad: los socios turcos en occidente deben estar percibiendo con temor lo que sucede. Ankara podría desplazarse al bando ruso-chií, lo que Occidente quiere impedir a toda costa; eso fue lo que dejó en claro Joe Biden.
Los que salen perdiendo son los hasta ahora aliados de Estados Unidos en la lucha contra el EI: los kurdos. Hace casi cien años, tras el fin de la Primera Guerra Mundial, no se pudo ratificar el proyecto que hubiese creado un Estado kurdo. Ahora, estos deben sentirse, una vez más, traicionados por Occidente, o, por lo menos pasados a llevar.