En Corea todo parece ser, más que ningún otro lado, o blanco o negro. Hace apenas unos meses se decía una y otra vez que la península y sus vecinos se abocaban sin remedio a una guerra devastadora. Ahora, una paz permanente parece solo cuestión de tiempo. Esta afirmación es tan falsa como la otra. Una mirada, sin embargo, a los protagonistas involucrados explica tanta exageración. Tanto Kim Jong-un como Donald Trump tienden a hacer declaraciones superlativas. Y el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, ignorado por el Norte desde hace mucho, es el que tiene que poner orden en todo este ruido.
Hablando entre ellos en lugar de uno sobre el otro
Todo esto podría resultar interesante, incluso entretenido, para un observador. Si no nos jugáramos tanto. Difícilmente se puede exagerar el progreso que supone que Kim y Trump no solo sigan hablando uno del otro casi como si los uniera la amistad, sino que, además, estén dispuestos a dialogar uno con el otro.
Ahora surge la pregunta: ¿qué puede salir, siendo realista, de una conversación como esa? Los estadounidenses, como prácticamente el resto del mundo, quieren una península de Corea sin armas nucleares. Kim Jong-un también está supuestamente comprometido con este objetivo. Eso afirma, al menos, Corea del Sur. Pero, en primer lugar, todavía no está claro qué es exactamente lo que Kim Jong-un piensa al respecto. Y en segundo lugar, mientras que las armas nucleares de Corea del Norte son el mayor problema, no son de ninguna manera la única traba en este conflicto.
Pregúntenle a japoneses y surcoreanos qué se siente al estar dentro del alcance de los cohetes norcoreanos. Estos son una amenaza real incluso si "solo" llevan ojivas convencionales. E incluso si Kim Jong-un renunciara a su capacidad nuclear, conservaría el conocimiento para desarrollar y construir estas armas. Y en cualquier caso no aceptará un desarme total.
El as en la manga de Kim Jong-un
Escucharemos todavía de Donald Trump altisonantes palabras antes de su reunión con Kim Jong-un. Pero es, en muchos sentidos, el más débil de los dos. Kim guarda todavía un as en la manga. Varios estadounidenses siguen detenidos (¿retenidos como rehenes?) en Corea del Norte. El dictador norcoreano, sin duda, venderá cara su libertad.
Autor: Peter Sturm (LGC/FEW)
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