El sendero de la guerra de Erdogan
27 de julio de 2015Los radicales van ganando posiciones. El proceso de paz turco pende de sus hilos mientras todos esperan las declaraciones del jefe del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Abdulla Öcalan, actualmente en prisión en la isla de Imrali. Quizás haya dicho ya algo. O quizás le hubiese gustado hacerlo, pero sus palabras se han quedado encerradas en el mar de Marmara. De facto, Ankara y el PKK vuelven a estar en guerra desde este 26 de julio. Así lo declaró el brazo militar del PKK a través de internet, dando por finalizado el alto el fuego de 2013. Con una palabra de Öcalan se podría revocar esa declaración. Pero… ¿querrá hacerlo? ¿es lo que quiere Ankara?
Nuevo camino de Erdogan
¿Qué pretende el presidente Erdogan? Con sus 61 años, buscó el equilibrio con los kurdos del país como ningún otro jefe de Gobierno turco. Por eso merece su reconocimiento. Pero con los ataques aéreos a las posiciones del PKK, se ha producido un cambio de rumbo. No es que haya cambiado de orientación de la noche a la mañana, sino que, entretanto, ha entendido que en la región no se ha desarrollado todo como él esperaba.
Ahora, intenta corregir el rumbo con bombas y misiles. Y eso afecta tanto a la milicia terrorista del autoproclamado Estado Islámico (EI), que Ankara permitió –o incluso apoyó– y al PKK. Con el apoyo de sus seguidores de Turquía, los kurdos sirios se enfrentaron al EI. Ahora, las ciudades de Kobane y Tel Abyad se convirtieron en símbolos de la resistencia kurda, algo que Ankara desaprueba.
Ataques y formación de Gobierno
Además, hay otra cosa que enerva a Erdogan. El distanciamiento de la formación pro kurda HDP y la pérdida de la mayoría absoluta de su partido (AKP) en los comicios parlamentarios del 7 de junio. En Turquía todavía no se ha formado el nuevo Gobierno. ¿Deberían considerar Erdogan y su equipo la celebración de nuevas elecciones para tratar de sacar al HDP del parlamento atizando el fervor nacionalista y el miedo al terror?
Esta posibilidad no se debería descartar. Pero entonces, el proceso de paz se podría considerar como fracasado, puesto que muchos verían traicionadas sus aspiraciones y nadie se acordaría de cuánta estabilidad y crecimiento podría generar el entendimiento con los kurdos en Turquía. Por otra parte, no se puede reprender sólo a Erdogan. Los elementos radicales del PKK contribuyen igualmente al fracaso del proceso de paz con sus asesinatos y ataques. Y si además del terror del Estado Islámico sumamos más terror del PKK, empezarán tiempos difíciles para Turquía.