Una nueva página en la historia de la Iglesia
6 de febrero de 2016No es frecuente que el portavoz de El Vaticano, Federico Lombardi, convoque una rueda de prensa con tan poca antelación. Y menos que presente ante los medios un comunicado en seis idiomas. Simplemente porque todo el mundo informará de la noticia: en pocos días se reunirá por primera vez un Papa católico con el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Francisco y Kyrill (Cirilo) se encontrarán en el Aeropuerto José Martí de La Habana y firmarán una declaración conjunta. "La Santa Sede y el Patriarcado de Moscú desean que sea una señal de esperanza para todos los hombres de buena voluntad", reza el comunicado. Menuda afirmación.
Esto causa –el término es muy apropiado– sensación. No sólo para los eruditos sibaritas de la religión con predilección por el ecumenismo. No, este es uno de esos momentos culmen en los que se escribe la historia de la Iglesia. Francisco había reiterado que estaba dispuesto a mantener una reunión con Cirilo donde fuera. Ya que este va a estar como invitado en La Habana, Francisco hará allí escala en su viaje a México.
Más que un encuentro de cortesía
Actualmente Moscú está, política, pero también religiosamente, distanciado de occidente, desde donde muchos observan con preocupación el progresivo acercamiento entre la iglesia ortodoxa y el Estado ruso. Y encima la reunión será en Cuba. Que vaya a dar lugar a un documento conjunto indica que no se trata de un mero encuentro de cortesía. En los tiempos difíciles por los que atraviesa, no deja de ser una señal para la política rusa.
Es de destacar que el anuncio fuera simultáneamente lanzado desde Moscú, así como el momento, el mediodía de este viernes, y por sorpresa. Se ha hecho patente que ya no hay filtraciones en el aparato vaticano, tras las sucedidas en años recientes (los diversos 'Vatileaks'). Y, naturalmente, no todos los ortodoxos han recibido con simpatía el anuncio. Sin embargo, la diplomacia silenciosa ha funcionado. Sin embargo, la diplomacia discreta trabajó. Eso dice mucho de la rigurosidad de ambas partes. Y de las nuevas cotas de relevancia que ha alcanzado la diplomacia vaticana en manos del arzobispo británico Paul Gallagher, en el cargo desde hace 15 meses.
Desde hace medio siglo que vienen viajando los sucesivos Papas. El pontificado de Juan Pablo II (1978-2005), con largos períodos de misiones y peregrinaciones por todo el mundo, tuvo a veces tintes de 'realpolitik'. El de Benedicto XVI (2005-2013) fue una continuación. En el mapa mundial de destinos papales no hay demasiados espacios en blanco. Los únicos realmente importantes son China y Rusia. Esta semana, el Vaticano publicó una extensa entrevista dada por Francisco a un periódico chino, recogida por multitud de medios en la República Popular. Tres días más tarde, llega el anuncio de la reunión en La Habana.
Para este año, 2016, El Vaticano no ha confirmado demasiados planes de viajes papales. No sería sorprendente que Francisco visitara Moscú pronto. También como admonitor político. Por mencionar sólo un aspecto, Francisco clama a cada oportunidad por la paz en Siria y la protección de su población civil.
Primer concilio ortodoxo en más de mil años
Pero la reunión de La Habana señala todavía otro evento importante este año, de hecho histórico, que la mayoría de los cristianos occidentales no tiene, erróneamente, en mente: en junio se realizará en Creta el primer concilio ortodoxo desde hace más de mil años. Las negociaciones en Ginebra eliminaron en enero los últimos obstáculos. Roma ha estado en contacto desde hace tiempo con los otros representantes, aunque hasta ahora Cirilo y Moscú habían mantenido las distancias. Eso ahora ha cambiado. Y esto también puede tener implicaciones para los días de Creta.
El Papa tenía previsto viajar el próximo viernes (12.02.2016) simplemente a México, pero ahora se interna también en una nueva etapa de la historia eclesiástica.