Opinión: La batalla decisiva contra el populismo en Europa
30 de agosto de 2018Macron encabeza el bando de los que "respaldan la inmigración”, opinó el primer ministro húngaro el martes. Él y el ministro italiano del Interior, en cambio, son los que "quieren poner fin a la inmigración ilegal”. Esto es en realidad una sandez, porque también Francia quiere detener la inmigración ilegal, y Macron no se ha destacado en lo absoluto como defensor de la "inmigración”. Pero, por lo menos, los frentes están ahora claros. Y, así, nos encontramos ante lo que posiblemente sea la última batalla en torno a este tema predominante en nuestros tiempos. O, por lo menos, cabe esperar que así sea.
En un bando están, pues, "los que acaban con la inmigración ilegal”. Dicho en otros términos, los populistas de derecha, que están forjando en sus países democracias iliberales. En el otro bando, los que "respaldan la inmigración”, agrupados en torno a Macron. Podría decirse que se trata de los verdaderos demócratas de Europa. Aquellos que han comprendido que se necesita transar para hacer avanzar la Unión Europea. La fanfarronería quizás ayude a cazar votos, pero rara vez sirve para solucionar problemas.
El camino correcto
A propósito de fanfarronería: el hecho de que Orbán y Salvini se presenten como el nuevo dúo dinámico del populismo de derecha, salvador de Occidente, sería motivo para reír a carcajadas, si no fuera tan triste. Porque solo los une su estilo intransigente, bravucón y lleno de odio. En cuanto a la materia en sí, tienen ideas completamente divergentes. Salvini quiere que los demás países de la UE acojan a migrantes que se encuentran en Italia, y está, por lo tanto, más cerca de Merkel que el premier húngaro. Orbán, por su parte, no quiere recibir de ningún modo a migrante alguno, y se propone devolverlos a sus países de origen. Es probable que también el presidente francés especule con que esta brecha termine por romper la nueva alianza.
Para que eso ocurra, alguien debe empezar a presionar a los populistas. Hasta ahora, el resto de la UE se ha dejado corretear por la Liga Norte, la AfD, Fidesz y otros. Por temor a su éxito, algunos partidos de antigua prosapia han comenzado a imitar el estilo de esos partidos monotemáticos. Ese es el camino errado. El correcto es el que ahora emprende Macron: enfrentarlos con dureza, sin sacrificar las propias ideas y sin disculparse por las posiciones europeístas. De esta forma, el joven presidente también ha derrotado a la contendora populista Marine Le Pen en su propio país.
Contradicciones al descubierto
La mayoría silenciosa de los europeos necesita a alguien que tome la batuta. Alguien que luche por aquellos valores que han velado por bienestar y paz en la UE. Alguien que no trepide en combatir con palabras claras. Pese a todos los problemas que lo aquejan en Francia actualmente, ese hombre es Emmanuel Macron. "No cederé ni un ápice ante los nacionalistas y aquellos que respaldan ese discurso lleno de odio”, dijo Macron durante una visita a Dinamarca, agregando: "Y si quieren ver en mí a su principal adversario, tienen arzón”.
Las convicciones, presentadas con tanto vigor y sin miedo, tienen el potencial de aglutinar a la gente y de conferirle una voz. Tienen el poder de dejar al descubierto las a duras penas encubiertas diferencias entre los diversos populistas y de mostrar que Salvini y los suyos no tienen mucho que ofrecer. No tienen ni idea de cómo gobernar constructivamente, lo que se vio en los primeros tres meses de la actual coalición italiana. Y tampoco saben cómo combatir problemas como el desempleo, el cambio climático y la pobreza. El próximo año habrá elecciones para el Parlamento Europeo. Macron sabe que el futuro de la UE dependerá de que la mayoría de los europeos reconozca claramente la incompetencia y las contradicciones de los populistas de derecha. Por eso está dispuesto a librar esta batalla decisiva.
Max Hofmann (ERS/CP)
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