Opinión: La canciller no pierde la calma
26 de julio de 2016El primer ataque suicida islamista en Alemania, un ataque con hacha de un joven yihadista, un asesino musulmán que corre con cuchillo de cortar Kebab en mano a través del centro de una ciudad y, por último, un joven francotirador que mata a varios chicos en Múnich.
¡Y la canciller sigue de vacaciones! Así piensan muchos alemanes sobre los violentos acontecimientos en este verano de 2016. En efecto, Angela Merkel, descansa en alguna parte de Uckermark, el norte de Berlín, y envía un mensaje de solidaridad a las víctimas en Reutlingen y Ansbach, a través de su portavoz. Incluso tras la matanza de Múnich, Hollande y Obama salieron primero que Merkel a expresar su solidaridad que la misma Merkel. ¿No se da cuenta Merkel de lo que está pasando en el país?
Merkel supera su aura de analítica
Por supuesto que Merkel sabe qué está sucediendo. Durante el fin de semana estuvo tratando de captar el estado de ánimo de la población tras la serie de atentados. A la científica Merkel parece haberle costado establecer una relación entre la matanza preparada durante años por alguien que había nacido en Múnich y los atentados cometidos por peticionarios de asilo, inspirados por el Estado Islámico. Pero Merkel lo hizo: habló de la inseguridad que sienten los alemanes, expresó condolencias y prometió esclarecimiento. Y citó, sorpresivamente, a una rueda de prensa este jueves 28 de julio.
Hasta ahora, se sabe que los motivos del asesinato en Reutlingen fueron “pasionales”. Por ello es inusual que la canciller expresara su pésame en este caso. Pero Merkel sabe que los crímenes en Reutlingen, Ansbach y Wurzburgo fueron cometidos por un refugiado y dos peticionarios de asilo.
El Gobierno subraya, con razón, que los recientes ataques terroristas en Europa fueron cometidos, casi todos, por personas que vívian desde hace muchos años en Europa. Pero los últimos tres atentados cometidos en Alemania fueron cometidos por jóvenes provenientes de Afganistán y Siria, que habían llegado en los dos últimos dos años y que habían sido recibidos con los brazos abiertos por expertos y familias alemanas. Este es justamente el flanco débil de Merkel, como promotora de la "cultura de bienvenida".
Merkel teme un nuevo debate sobre refugiados
Por supuesto que la canciller se podría vestir de luto, más a menudo, e interrumpir sus vacaciones, como lo han hecho otros políticos. Pero eso no le convendría. Por el contrario, Merkel reviviría un debate que no necesita: su política de refugiados. Hay tres frases que los críticos de Merkel quieren ahora escuchar: "Mi política de refugiados ha fracasado. La admisión de más de un millón de musulmanes es un riesgo incalculable. Y los acontecimientos de la semana pasada lo demuestran de forma macabra".
Calma y claridad, no a la histeria y el caos
Pero de Angela Merkel no se van a escuchar tales frases, tampoco este jueves. En primer lugar, porque sabe que ni el francotirador de Múnich ni los autores de Wurzburgo, Ansbach y Reutlingen llegaron a Alemania en el polémico otoño de 2015. En segundo lugar, porque sería exactamente lo que sus feroces críticos en Alemania, y los fanáticos del Estado Islámico quieren escuchar. Y en tercer lugar, porque Merkel sabe que lo que ahora se necesita es eso que abunda en Uckermark: calma y claridad, y no histeria y caos.