Opinión: sin paz olímpica en Ucrania
11 de agosto de 2016La Embajada Rusa en Kiev está desierta, los diplomáticos se marcharon y solo el personal de vigilancia se mantiene en el puesto. La llegada de un nuevo embajador fracasó recientemente, porque el Gobierno ucraniano le negó la acreditación. En Moscú, por su parte, no hay embajador de Kiev desde hace meses. De hecho, en la actualidad no hay relaciones diplomáticas entre ambos países, aunque nunca se produjo la ruptura formal.
¿Vendrá la “gran” guerra?
En esta situación de incertidumbre política, los pesimistas parecen reconocer otra señal más para la inminente “gran” guerra entre ambos países. De hecho hay ciertos indicios: los combates en las líneas de demarcación en el Este empeoran semanalmente. El Protocolo de Minsk para el cese de hostilidades no es más que una maculatura sangrienta. Los observadores informan que hay cada vez más armamento pesado en el frente. Los expertos militares en Rusia y en los países de la OTAN hablan además de movilización de tropas militares en la frontera. Se habla de “reagrupaciones” o de “avance”. Ambas cosas suenan amenazantes.
Ahora el Servicio Secreto ruso parece haber frustrado una acción terrorista de los ucranianos en Crimea en la que supuestamente fallecieron dos soldados rusos. El presidente Putin rápidamente dedujo que no habrá más negociaciones sobre el Protocolo de Minsk. ¿Está buscando Rusia una excusa para atacar?
¿La guerra de Rusia contra Georgia no tuvo lugar hace exactamente ahora ocho años en un mes de agosto? ¿No había también Juegos Olímpicos que desviaban la atención de la opinión pública mundial? ¿No parece acaso Occidente paralizado, Estados Unidos en campaña electoral y los europeos debilitados? Si ahora no es el momento, entonces ¿cuándo? Los políticos de línea dura enel Kremlinse lo deben estar preguntando y dejando rienda suelta a sus ansias expansionistas. Desde su punto de vista imperial ruso, no se ha dicho todo sobre la historia de la anexión de Crimea y el apoyo militar oculto a los separatistas en Donbass.
Fiesta estropeada en el día de la independencia
En el este ucraniano se mezcla un cóctel con presunciones, interpretaciones de hechos militares y sucesos crudos de los combates que sabe a miedo a la guerra. Un brebaje del taller alquimista del Kremlin cuyos olores causan estrés en Kiev y provocan malestar en Bruselas, Berlín y París. Y es que Putin quiere con su gesto militar amenazante convertirse claramente en el señor de todos los hechos que pronto podrían decidir sobre el destino de Ucrania. Pero Rusia, por otro lado, perdería su posición poderosa si arriesgara una guerra abierta por una franja territorial ucraniana. Las sanciones económicas de Occidente se recrudecerían y debilitarían económicamente al país.
El 24 de agosto, Ucrania celebra 25 años de la independencia de Moscú. Evidentemente, los poderosos del Kremlin quieren aguarle la fiesta a los ucranianos.
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