SPD: apoyo en Afganistán dependerá del plan de retirada
26 de diciembre de 2010Frank-Walter Steinmeier, líder del Partido Scialdemócrata de Alemania (SPD), anunció este 26 de diciembre que el bastión político bajo su mando no apoyaría la expansión de las tropas alemanas en Afganistán, pautada por el Gobierno de Angela Merkel para enero, si no se concretaban los planes para comenzar la retirada progresiva de la Bundeswehr en 2011. “El inicio del repliegue debe estar incluido de manera explícita en el mandato para que el SPD le dé su aprobación”, dijo Steinmeier en la edición dominical del diario Bild.
El ex ministro de Exteriores y candidato presidencial puso énfasis en que la estipulación es “una cuestión de credibilidad”, argumentando que el comienzo de la retirada ya había sido especificado en el mandato de Afganistán de 2010. “Este compromiso debe ser honrado en 2011 con acciones concretas. Las acciones hablan más alto que las palabras”, acotó Steinmeier, quien además criticó a la canciller alemana por usar la palabra “guerra” para describir la naturaleza del conflicto en el que está involucrados los soldados la Bundeswehr.
El peso de la palabra “guerra”
Tradicionalmente, al referirse a la presencia de Alemania en Afganistán, los políticos han evadido esa expresión y tendido a decir que las tropas germanas intervienen en un “conflicto armado”. Para muchos ciudadanos, la elección de palabras es un cándido gesto de hipocresía, equivalente a creer que un eufemismo puede atenuar las dramáticas secuelas que deja el combate: la crisis política, económica, social y humanitaria que afecta a la población afgana, así como las muertes y los trastornos por estrés post traumático que afligen a los militares alemanes y a sus familias.
Sin embargo, a escala política, la diferencia entre hablar de “conflicto armado” y hablar de “guerra” es relevante; de hecho, el uso de la palabra “guerra” puede servir para apuntalar dos discursos contrastantes. Al enfatizar la peligrosidad de la misión que cumplen en Afganistán, unos pretenden hacerle justicia al esfuerzo sostenido de los soldados alemanes, muchos de los cuales perciben la indiferencia o el rechazo de sus conciudadanos de cara al conflicto en el que están involucrados.
El final de una misión
Al mismo tiempo, cuando unos reconocen que los sucesos de Afganistán tienen los visos de una guerra, otros advierten que las labores de la Bundeswehr corren el riesgo de perder su legitimidad. Así lo expresó en abril el entonces presidente interino de la Iglesia protestante de Alemania, Nikolaus Schneider. Después de todo, cuando la Bundeswehr fue enviada a Afganistán, su misión fue presentada como un programa para asistir a la población civil y capacitar a la policía local con miras a que ésta pudiera hacerse cargo de la seguridad nacional.
“No cabe duda de que esta misión en Afganistán es peligrosa o de que tenemos muchas víctimas que lamentar”, reconoció Steinmeier, pero enfatizó que el Gobierno debe invertir menos energía en sus relaciones públicas y más en organizar el final de la misión, aludiendo directamente a las recientes visitas hechas por Angela Merkel y el ministro de Defensa, Karl-Theodor zu Guttenberg, a las tropas estacionadas en Afganistán. Guttenberg, por cierto, fue el primer representante del Gobierno alemán en describir el conflicto de Afganistán como una guerra.
Los socialdemócratas en ascenso
Steinmeier también se refirió a las encuestas en las que los niveles de popularidad del partido de Angel Merkel, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), conservaron su tendencia a la baja. “El SPD tiene el objetivo de volver a ser el partido más fuerte del espectro político”, señaló el socialdmócrata, agregando que una alianza del SPD con los Verdes tendría mayor respaldo en las urnas que la actual coalición de Gobierno –formada por el CDU, la Unión Social Cristiana de Baciera (CSU) y el Partido Liberal (FDP)– si las elecciones generales se llevaran a cabo este domingo.
Autor: Darren Mara / dpa / AFP / Evan Romero-Castillo
Editor: Enrique López