Oro, plata y muchos euros
22 de junio de 2004Todo está preparado para los grandes eventos deportivos de los próximos dos años. Y detrás de la organización, una compleja red de negocios que esperan "hacer su agosto".
Los campeonatos nos muestran la cara idílica del deporte como competición basada en el esfuerzo físico y la técnica. Pero para que un deportista llegue a la élite mundial, alguien tiene que pagar sus viajes, ropa, hotel y sueldo. Y, por supuesto, no sólo es el contribuyente.
¿Cómo financiarse? La solución la tienen los patrocinadores. En televisión, cada futbolista aparece con su ropa de moda, tanto dentro como fuera del campo y cada deportista con su bebida isotónica preferida, capaz de levantar a un muerto después del maratón. Solamente en Alemania se calcula que el volumen de facturación de agencias de publicidad y patrocinadores en el Mundial 2006, alcanzará los 2.600 millones de euros.
Las grandes marcas deportivas son las primeras en repartirse los beneficios y aprovechar las circunstancias para vender sus productos. Adidas, por ejemplo, espera este año un incremento de ventas del 5%, aumento originado por la campaña de promoción en la Eurocopa de Portugal y en las Olimpiadas de Grecia.
Las empresas y sectores económicos que entran en el reparto son de lo más variado. Desde telefonía móvil hasta casas de apuestas, pasando por comida rápida, alimentos energéticos o comida dietética, todos quieren su pedazo del pastel en lo que al deporte se refiere.
¿El Rey Midas del deporte?
Según los cálculos de la empresa de gestión de derechos deportivos Sportfive, unos 50 millones de espectadores están interesados en el fútbol, lo que lo convierte en el "gran fichaje" para los empresarios. Además de tener un gran número de seguidores, el fútbol no tiene límites de edad ni de sexo. Balón para mujer, medias de hombre, botas para ancianos, o móviles para niños, todo es válido a la hora de obtener beneficios.
La influencia económica de las competiciones deportivas llega incluso a invadir la bolsa. Un gol en el momento adecuado, que cambie el rumbo de la final de la competición, no sólo levanta a los espectadores de sus asientos, sino también el curso de las acciones. El triunfo alemán en la Eurocopa de 1996 con un gol de oro provocó un aumento del valor de las acciones de Adidas en un 80 %, todo un sueño para cualquier inversionista. De cara al público, el deporte reparte medallas para todos los gustos. Y por la puerta de atrás, reparte fortunas.