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“Perm-36”: un museo incómodo

Roman Gontscharenko (VC/PK)5 de marzo de 2015

Es el único lugar conmemorativo de su tipo en Rusia. En “Perm-36”, un antiguo campo de trabajo para presos políticos, se recuerda uno de los lados oscuros de la Unión Soviética. Ahora todo indica que será cerrado.

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Imagen: Perm-36

Las agencias rusas ignoraron la noticia. Solo en Internet se informó que la organización no gubernamental “Perm-36”, fundadora del Museo de Represiones Políticas en la Unión Soviética, anunció este lunes, después de dos décadas de existencia, su autodisolución. Las negociaciones sobre “la conservación de un lugar conmemorativo único” con las autoridades de la región administrativa de Perm fracasaron, reza un comunicado de prensa.

Jens Siegert no se muestra sorprendido. “Esto ya se veía venir desde hace tiempo”, dice el director de la oficina de la Fundación Heinrich Böll en Moscú. “Ya el año pasado el gobierno de la región administrativa de Perm atacó masivamente el museo”. El jefe del Consejo Presidencial para los Derechos Humanos, Mijaíl Fedótov, intercedió a favor del museo, y se fundó una comisión. Sin embargo, su intervención tampoco ha servido mucho, opina Siegert.

“Perm-36”, a unos 1.100 kilómetros al este de Moscú, es el único museo de su tipo en Rusia. En 1992, fue fundado en las instalaciones del antiguo campo de trabajo para presos políticos. Este comenzó a operar en 1946 bajo el régimen de Josef Stalin. A partir de 1972 también fueron internados allí presos políticos. La mayoría de ellos eran disidentes provenientes de las repúblicas soviéticas de Estonia, Letonia y Lituania, así como de Ucrania. El poeta ucraniano Wassyl Stus, a quien el escritor Heinrich Böll propuso para el Premio Nobel de Literatura, fue considerado el preso más famoso. En 1988, el jefe de Estado soviético Mijaíl Gorbachov ordenó cerrar el campo de trabajo y concedió amnistía a los presos.

"Perm-36" es el único museo de su tipo en Rusia.
"Perm-36" es el único museo de su tipo en Rusia.Imagen: Perm-36

Las sombras de la guerra en Ucrania

Después de que estallara el actual conflicto en el este de Ucrania, medios rusos acusaron al museo de glorificar a “fascistas ucranianos”, como se denominan en Rusia a los activistas proucranianos que luchan contra los separatistas prorrusos. También antiguos vigilantes del campo de trabajo se quejaron de que en el museo se recuerde a “nacionalistas ucranianos” como el poeta Stus.

No obstante, los problemas en el lugar conmemorativo empezaron antes de la guerra ucraniana. “Desde 2012, la actitud del gobierno de la región administrativa hacia el museo ha cambiado radicalmente”, se lee en el comunicado de “Perm-36”. En aquel año, Vladímir Putin asumió por tercera vez la presidencia de Rusia. En 2014, el Estado creó una nueva administración del museo y cambió la dirección, debilitando la ONG.

El campo de trabajo comenzó a operar bajo Stalin.
El campo de trabajo comenzó a operar bajo Stalin.Imagen: Perm-36

Un museo incómodo

Según Arseni Roginski, director de la organización de derechos humanos “Memorial”, en Moscú, desde hace años Putin intenta presentar a la Unión Soviética como un Estado exitoso, que debería servir de ejemplo a Rusia. El museo, en cambio, contradice en parte esta interpretación de la historia. “No es un museo sobre el pasado glorioso, sino sobre aquel lado de la historia del que nos avergonzamos”, dice Roginski a DW. “El museo habla de personas que opusieron resistencia al poder de la Unión Soviética. En ese sentido, es un ‘museo de la resistencia'”, agrega.