Pesticidas en la fruta
19 de diciembre de 2006Aunque parezca mentira, la aplicación de pesticidas en la Unión Europea aún no está unificada. Ello quiere decir que pesticidas que en algunos países están autorizados, en otros están prohibidos. La consecuencia: los países en los que ciertos pesticidas no están autorizados sólo pueden ofrecer mercadería clase B, sino es que pierden toda la cosecha, mientras que los productores del país vecino terminan con una plaga rápidamente y logran imponerse en el mercado.
La Comisión de la UE dijo ahora: no va más. Y quiere imponer límites máximos de pesticidas unitarios para toda la UE. Para ello ha elaborado un proyecto de "Reglamento relativo a la armonización europea sobre límites máximos de residuos", que se está estudiando ahora en el Parlamento Europeo y que, una vez promulgado, podrá entrar muy pronto en vigor.
El reglamento es parte de una estrategia general para el uso sostenible de pesticidas en la agricultura y la ganadería europeas. La propia Comisión formuló el ambicioso objetivo así: "menos riesgos y menos dependencia de los plaguicidas". En otras palabras: prioridad tendrá la salud humana y animal, antes que mejorar la producción de las plantas.
La estrategia para ello también ha sido ya definida: la UE analizará todas las sustancias que las empresas quieran introducir en el mercado. Si están en orden, van a una "lista de sustancias autorizadas". Complementariamente es están analizando los plaguicidas ya en uso. Si pasan la prueba, también entran en la lista.
De la teoría a la práctica
Pero también hay excepciones. Éstas afectan a las "sustancias que deben ser sustituidas". Un pesticida así clasificado o bien no recibe autorización de la UE, cuando existe una sustancia que lo puede sustituir con menos riesgos, o recibe una autorización por un máximo de siete años. En ese lapso se deben reunir datos sobre sus efectos y la industria debe desarrollar alternativas.
De esa forma, la UE quiere crear incentivos para sustituir sustancias peligrosas por sustancias menos peligrosas. La industria ve las cosas en forma muy diferente: el desarrollo de un pesticida puede costar hasta 200 millones de euros y el riesgo es grande que no sea autorizado, dicen sus voceros.
La Comisión de la UE rechaza el argumento de que se deban autorizar substancias tóxicas porque su desarrollo ha costado mucho dinero. Incluso va más allá: sustancias con determinadas cualidades deberán ser excluidas de antemano, por ejemplo las cancerígenas, las que afectan la información genética, las que obran sobre el sistema reproductivo o las que afectan el equilibrio hormonal.
Los productores de pesticidas argumentan que lo decisivo no es el efecto de las sustancias en principio, sino su concentración. Ello es teoría, contestan organizaciones de defensa del consumidor: en la práctica a menudo se miden concentraciones que teóricamente no son posibles.
Uvas de mesa tóxicas
Efectivamente, Greenpeace analizó recientemente uvas de mesa en Alemania. En muchas pruebas, la "dosis aguda de referencia", es decir, la cantidad que se puede ingerir por día sin riesgo, había sido sobrepasada en 14 de 77 pruebas.
En esos casos, basta con que un niño pequeño coma cuatro uvas para que corra peligro de daños a los sistemas hormonal y nervioso. En total, Greenpeace halló hasta 18 pesticidas simultáneamente en un mismo producto y los más frecuentes fueron dos que ni siquiera están autorizados en el país.
Ello deja al descubierto otro problema: el comercio ilícito con sustancias prohibidas en un país, pero autorizadas en otros. A ello quiere salir al paso la Comisión con estrictos controles. En principio se pueden detectar a posteriori todas las sustancias empleadas, aunque hayan sido mezcladas. En resumen: buenas noticias para el consumidor.