Plan ruso para Siria: “Todos ganan“
11 de septiembre de 2013DW: Rusia aprovechó una observación del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y propuso que Siria someta sus arsenales químicos al control internacional, para que sean luego destruidos. Damasco ha aceptado. ¿Podría ser esta una salida para Estados Unidos y Siria, que permita evitar una operación militar sin perder la cara?
John Hulsman: Creo que eso sería posible. La ventaja de lo que propuso Kerry –o, mejor dicho, de lo que formuló sin querer- es que plantea un criterio de decisión concreto. El gobierno habría perdido seguramente la votación en la Cámara de Representantes. Su problema era que se le preguntaba cuál era el objetivo de un ataque y qué se podía ganar con él. El principal asesor militar de Obama, Martin Dempsey, respondió con sinceridad que no lo sabía. En cambio, la destrucción de los depósitos de armas químicas es algo concreto. Algo que se puede verificar claramente. Pero ¿por qué habría de favorecer Rusia algo así? La respuesta es que Rusia tiene gran influencia en Siria y no quiere que Estados Unidos la menoscabe. Si Assad gana la guerra, Rusia estaría feliz porque nada cambiaría. Rusia no quiere verse arrastrada a un conflicto mayor con Estados Unidos. Siria, por su parte, no pierde la cara y se libra de ser bombardeada. Y también Estados salva el honor, porque el presidente Obama no se arriesga ya a sufrir una estrepitosa derrota en el Congreso, y tampoco tendría que ignorarlo si después de todo se decide por un ataque militar. Así, todos ganan.
Da la impresión de que todos –incluyendo a Irán y China- quieren aprovechar esta oportunidad. Pero ¿cuán verificable sería todo esto?
A grandes rasgos, un acuerdo como este tiene sentido, pero el problema radica naturalmente en los detalles. Un operación de tal magnitud como la que implica detectar y destruir las armas químicas resultará muy difícil. Hay 40 depósitos confirmados en Siria y probablemente sean muchos más. ¿Cómo llegar a todos esos sitios? ¿Cómo encontrar las armas y luego destruirlas? ¿Debemos enviar a cada campo de batalla inspectores de la ONU, contra los que posiblemente se dispare? El asunto no es simple. ¿Y cómo sabremos que se han encontrado todas las armas? ¿Nos mostrarán los sirios todos sus documentos? ¿Cómo podremos verificar? Lo primero que podrían hacer los sirios es manifestar a las Naciones Unidas su consentimiento de mostrar sus arsenales químicos. Eso demostraría su buena voluntad.
Un cuerdo que permita destruir las armas químicas sirias suena bien. Pero eso no acabará con la terrible guerra civil en el país. ¿Qué sucederá luego?
Ese es el punto. Los rusos y los sirios no quieren que Estados Unidos se vea involucrado en el conflicto. Eso complicaría su cálculo de que se producirá un empate, o Assad ganará o, por último, el país se dividirá en una serie de regiones con diversas áreas de poder. Actualmente Assad controla la costa y el este de Siria, los rebeldes tienen predominio en el oeste y en el enclave kurdo cerca de la frontera con Irak. Eso es algo con lo que tanto los rusos como Assad podrían vivir.
Hemos trazado una curiosa línea; las armas químicas son tremendas, pero si mueres, no importa con qué te mataron. Lo determinante es que en Siria hay una guerra civil terrible, que provoca tragedias horrorosas. Pero yo creo que es sensato que Estados Unidos se mantenga al margen de este conflicto, porque no hay algo claro que indique que una intervención pudiera tener sentido. Cada vez hay más miembros de Al Qaeda y yihadistas que combaten contra Assad. En consecuencia, no se lucharía de parte del bando de los “muchachos buenos”.
¿Está Estados Unidos en vías de abandonar su papel de policía mundial?
En este mundo multipolar, Estados Unidos sigue siendo el país predominante, pero ya no es la única potencia. Estados Unidos preside aún el directorio, pero este directorio tiene gran cantidad de nuevos miembros. Otro factor que hasta ahora se ha tomado poco en cuenta es el de la opinión pública. Ahora se pone en evidencia el balance de la guerra de Irak. El pueblo estadunidense quiere saber si una intervención vale la pena. La frase “confía en mi” ya no basta, ni en Inglaterra, ni en Europa, ni en Estados Unidos. Tres de cada cuatro estadounidenses están contra una intervención en Siria. La población no quiere verse envuelta en una guerra civil que no sirve en modo alguno a los intereses norteamericanos. No creo que por ello los estadounidenses se aíslen, pero ya no quieren seguir siendo los policías o los trabajadores sociales del mundo; tienen suficientes problemas en su propio país.
John Hulsman fue funcionario público estadounidenses y analista de la Fundación Heritage. Actualmente preside una empresa de asesoría política de riesgos.