Polémica por foie gras francés en feria de Colonia
3 de agosto de 2011Publicidad
Cartas de protesta, amenazas de boicot y hasta intervenciones diplomáticas han seguido al veto que la más joven edición de la feria Anuga –a celebrarse en la ciudad alemana de Colonia del 8 al 12 de octubre de 2011– ha impuesto al “foie gras” francés.
“La prohibición es pura discriminación”, alegan defensores de la especial pasta de hígado graso como Alain Rousset. Rousset preside la política regional en Aquitania, en el suroeste francés, donde se produce buena parte del polémico foie gras, a fuerza de sobrealimentar forzosamente a gansos, patos u ocas. El hígado de estos animales se hace desproporcionadamente grande –y adquiere un sabor delicado, sostienen sus degustadores.
Franceses protestan oficialmente
Los productores del foie gras francés han recibido entretanto el apoyo de miembros de la política nacional. El ministro de Agricultura, Bruno Le Maire, calificó la medida de “injustificada” e “inaceptable”, en una carta de protesta enviada a su homóloga alemana Ilse Aigner. En la misiva, Le Maire amenazó con cancelar su ya planeada visita a la feria.
Asimismo, el secretario de estado para el Comercio Exterior, Pierre Lellouche, intervino recientemente ante el embajador alemán en París, para pedir al Gobierno de Berlín que intervenga en la disputa. Según el Gobierno francés, 35.000 puestos de trabajo galos están actualmente ligados a la industria productora del “hígado graso”–la más grande del mundo, con unas 20.000 toneladas anuales.
“Maltrato de animales” vs. “libre mercado”
El también llamado en español “fuagrás” fue protegido en 2006 por una ley gala que lo declara “patrimonio cultural y gastronómico de Francia”. Pero en Alemania, como en Polonia, Reino Unido y otros países de la Unión Europea, está prohibida su producción.
El “especial” procedimiento de sobrealimentación “forzada” o “asistida” de gansos y patos consiste en la introducción de un tubo en la garganta del ave, lo que se considera en estos países como “maltrato de animales”. Sin embargo, en el marco de la libre circulación de mercancías que caracteriza a la Unión Europea, los detractores del foie gras no han podido frenar su importación y exportación en la región.
Las condiciones mínimas de calidad del producto (el peso del hígado de las aves del que proviene, por ejemplo) están además debidamente definidas en las normas europeas de comercialización aplicables a las aves de corral. Así que el Gobierno de Berlín ha escuchado los argumentos pero considera que “las decisiones al respecto corresponden sólo a la dirección de la feria”, según declaró un vocero del Ministerio de Exteriores.
¿Negociar, sin discusiones éticas?
Los responsables de la Anuga, por su parte, retiraron al foie gras de las listas apenas concluida la pasada feria de 2009, como reacción a una serie de protestas de visitantes y activistas protectores de animales. “No queremos evaluar si se trata de un buen o mal producto. Lo que nos interesa es alejar esta controversia de la Anuga”, argumentó la vocera de la feria, Christine Hackmann. “Aquí a Colonia se viene a hacer negocios y no a discutir temas éticos”, agregó.
Sin embargo, por el momento, parece que la decisión de los organizadores de la Anuga más bien ha encendido el debate que supuestamente se quería evitar. Y no importa que otros productos polémicos como las aletas de tiburón hallan sido también prohibidos, como agrega Hackmann. Los franceses están indignados. Políticos regionales como Rousset incluso han llamado a otros productores franceses a boicotear la feria.
Afectados se han visto hasta ahora, según los organizadores, sólo 20 de 6.500 expositores, pero las negociaciones con los involucrados continúan. Por satisfechos sólo se han dado los activistas protectores de animales. “Es una buena señal de que la Anuga se toma en serio la protección de animales y la protección al consumidor”, comentó la organización alemana Vier Pfoten (Cuatro Patas) y dio con ello por cancelada su anteriormente planeada acción de protesta en el marco de la Anuga 2011.
Autora: Rosa Muñoz Lima / dpa
Editora: Emilia Rojas Sasse
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