Por qué debe prohibirse el burka
19 de agosto de 2016Estamos de acuerdo, prohibir el burka es un acto de política simbólica. Cierto, prohibir el burka no va a evitar ataques terroristas. Sí, ocuparse de prohibir el burka es un signo de falta de liberalidad en un Estado de derecho liberal. Sí, en Alemania no hay muchas personas que lleven burka ¿y qué? Y, finalmente, sí, a muchos les molesta, pero no hay que prohibir todo lo que molesta a muchos. Ahí tiene razón el ministro del Interior, Thomas de Maiziere.
Y, sin embargo, prohibir el burka tiene sentido y además es útil políticamente. Es una muestra de que una sociedad abierta no acepta todo. Es un signo de que el Estado de derecho se opone decididamente a los enemigos de la libertad. Es una señal de que se está poniendo en su lugar adecuado lo que el burka simboliza. Porque el burka no es el signo de una religión o de una práctica religiosa. Si fuera así, todas las mujeres llevarían burka desde Marruecos hasta Paquistán. Pero no lo hacen, aunque las marroquíes son tan religiosas como las libias, egipcias, iraníes y paquistaníes.
No, el burka es el símbolo de un islam fundamentalista, de una interpretación wahabita. Es el signo de un islam fundamentalista entre las milicias del Estado Islámico, los talibanes, en Arabia Saudí y en otros lugares. No es una señal de religiosidad popular o cotidiana.
¿Hasta dónde alcanza la tolerancia?
Ahora bien, se puede objetar que en un país como Alemania impera la libertad de religión para cualquier fe. Pero ¿hasta qué punto alcanza la tolerancia? ¿Incluye también la amputación genital de las niñas en países islámicos? ¿La sumisión de la mujer hacia el hombre? ¿La inexistente autonomía de la mujer? ¿Ha de tolerarse todo eso porque queremos ser tolerantes con las religiones?
El burka recluye a la mujer. Eso es lo que pretende, es lo que intenta. Despoja a la mujer del derecho a ocupar un lugar independiente y consciente dentro de la sociedad. Como prenda de vestir, va en contra de la dignidad humana y de la igualdad de derechos. Por eso, la sociedad debe preguntarse: ¿hasta qué punto queremos aceptar las formas radicales del islam? ¿Hasta dónde debe llegar la tolerancia liberal? El debate sobre la prohibición del burka es eminentemente político. Y la cuestión central es: ¿cómo debemos manejarnos con los enemigos de una sociedad abierta?
Para la sociedad abierta es útil y necesario trazar un claro límite. El siguiente: el burka debe prohibirse en Alemania. Como la poligamia, el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina en nombre de la religión. Eso implica un “no” político. Del resto, deben ocuparse los juristas.
Aquí puede leer la versión original de este artículo en alemán