Protestas desatan polémica en Alemania

A tono con la temperatura ambiental, que se empina a su punto culminante de este verano, también el termómetro político sigue subiendo en Alemania. En mal momento terminan las vacaciones estivales del canciller Gerhard Schröder, este lunes en que el temor al futuro y la indignación por los recortes en el plano de la seguridad social y los subsidios para desempleados comienza a traducirse en protesta callejera. En al menos 26 ciudades alemanas se organizaron manifestaciones, con epicentro en la parte oriental del país: Leipzig, Magdeburgo, Dresde y Halle figuran en la lista. Pero también en urbes occidentales como Colonia, Hamburgo, Essen o Dortmund se formularon llamados en este sentido.

El antecedente de la RDA

El malestar recién se está articulando, pero en las altas esferas de Berlín cunde el nerviosismo y la molestia por el carácter simbólico de este movimiento contra las reformas emprendidas por el gobierno: nadie olvida que las protestas de los lunes fueron las que aglutinaron el repudio de la población germano oriental contra el régimen de Erich Honecker en 1989, contribuyendo en buena medida a su derrumbe.

Hace 15 años, cerca de 1000 personas se reunieron a la salida de la Iglesia de San Nicolás, en Leipzig, dando comienzo a las entretanto legendarias manifestaciones en que los germano orientales confrontaron al gobierno dictatorial con su repudio, al grito de "¡nosotros somos el pueblo!" Un mes más tarde, eran ya 70 mil los manifestantes que recorrieron pacíficamente las calles de Leipzig. El 16 de octubre sumaron incluso 120 mil. ¿Podría volver a producirse una avalancha similar? Algunos de los organizadores afirman que la iniciativa ya ha cobrado una notable dinámica propia.

Partidarios y detractores

Claro que las diferencias son insoslayables. Ciertamente, no es lo mismo protestar contra una dictadura, exponiéndose al riesgo de una dura represión policial, que salir a reclamar contra las reformas que lleva a cabo un gobierno democrático. Para el ministro federal de Economía, Wolfgang Clement, una convocatoria a reanudar las "manifestaciones de los lunes" equivale a burlarse del coraje cívico de los ciudadanos de la extinta República Democrática Alemana. No es el único que opina así.

En el bando contrario se recuerda, en cambio, que los derechos económicos o sociales también forman parte de los derechos humanos. Y se reivindica el derecho a protestar, también este día de la semana, contra lo que muchos consideran el desmontaje del estado social. La nueva versión de las manifestaciones de los lunes es organizada por particulares y agrupaciones como Attac, que ha ganado fama por su oposición a la globalización tal cual se está produciendo. Por esas ironías de la historia, también figuran entre los que respaldan la iniciativa miembros del PDS, el partido heredero del régimen de la RDA, contra el cual se alzaron los germano orientales hace 15 años.