¿Puede Alemania ser un buen mediador en los conflictos?
17 de enero de 2020El próximo domingo (19.01.2020) Berlín estará en estado de excepción. Varios líderes de alto rango llegarán a la capital alemana para dirigirse a la Cancillería. Entre ellos, Vladímir Putin, Recep Tayyip Erdogan y Emmanuel Macron. Los preparativos para garantizar la seguridad están en el máximo nivel. Alemania se toma en serio el esfuerzo de labrar el camino del proceso de paz en Libia.
Berlín se ha implicado ya en la paz de otros países como Somalia, Colombia o Túnez, aunque sea algo de lo que pocos hablan. Esto se explica por la propia naturaleza de la diplomacia de paz, dice a DW Conrad Schetter, del International Center for Conversion de Bonn: "Presentarse como un mediador fuerte es algo nuevo para Alemania. Por lo general, el país suele tomar caminos seguros junto con otros actores”.
De acuerdo con Schetter, en el pasado Berlín era el lugar para las conversaciones de fondo. "Los actores sencillamente hablaban. No se trataba de una política llamativa”. Algo que también tiene que ver con el pasado alemán. Con el peso de dos guerra sobre sus espaldas, Alemania no se atrevía a adoptar un rol más activo de mediación. "Es algo que ha cambiado muy lentamente, desde que los asesores internacionales han pedido al país implicarse más”, dice Schetter. Alemania ha aceptado lentamente que puede asumir el rol de potencia.
Alemania se implica en el mundo
Hay dos conflictos en los que Alemania se ha salido del patrón de la diplomacia silenciosa: Afganistán y Ucrania. En ambos es un mediador claro entre las partes enfrentadas, dirige conferencias y, en el caso de Afganistán, también tiene presencia militar. Eso sí, aunque su mediación sea más agresiva, Berlín sigue fiel a los principios de la diplomacia de paz tanto en Ucrania como en Afganistán.
Uno de estos principios es: nada de actuar en solitario. Alemania coordina todas las negociaciones de paz estrechamente con otros países u organizaciones como Naciones Unidas. Así tuvo lugar la primera conferencia de Afganistán tras la caída del régimen talibán. La propuesta fue de la ONU, pero la anfitriona fue Alemania.
No obstante, desde el principio Berlín asumió un rol que iba más allá de ser un simple anfitrión. El antiguo canciller Gerhard Schröder abogó personalmente por un acuerdo para Afganistán. Alemania prometió grandes cantidades de ayuda financiera y militar. En los años siguientes, el país se involucró como socio de Afganistán en la reconstrucción de las estructuras democráticas y organizó varias conferencias.
El think tank Sociedad Alemana para la Política Exterior señaló ya en 2005 que el país había demostrado en Afganistán estar preparado "para asumir responsabilidad internacional”. Y agregó que Afganistán había sido una oportunidad para que Alemania demostrase ser un gestor de crisis disponible más allá de Europa.
No perder el hilo de las conversaciones
Se trata un rol que sigue siendo cuestionado. Hace pocos meses, en julio de 2019, Alemania organizó en Doha, junto con Catar, una conferencia interna afgana. Los participantes acudieron en calidad de personas particulares y no de forma oficial y la declaración de intenciones no fue vinculante, pero afirmaron querer evitar la violencia contra los civiles y mantener el diálogo.
Este es el segundo principio de la diplomacia de paz: el díalogo. "Es el concepto central de la política de paz alemana. Alemania siempre se esforzó mucho en ponerse en el lugar de todas las partes y no dejar que el dialogo se interrumpiese”, dice Schetter.
Algo que muestra el conflicto de Ucrania. Desde 2014 reina en el este del país un conflicto bélico permanente entre grupos apoyados por Rusia y fuerzas ucranianas. Alemania se implicó desde el principio en lograr la paz en la región y ha utilizado su buen contacto con Moscú. El diario Süddeutsche Zeitung escribió en 2015 sobre una "diplomacia telefónica permanente” entre la canciller alemana, Angela Merkel, y Putin.
En términos oficiales, Alemania coopera en la cuestión ucraniana estrechamente con Francia. París ha sido en varias ocasiones anfitriona de conferencias sobre el conflicto. La diplomacia de paz alemana se ha demostrado sobre todo en el llamado formato de Normandía. Este grupo semioficial de contacto a nivel de gobierno con representantes de Alemania, Francia, Ucrania y Rusia acompaña el proceso de paz, impulsado sobre todo por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.
No exento de riesgos
Tras Afganistán y Ucrania, el punto de mira de la diplomacia alemana se posa en Libia. El objetivo es alcanzar en Berlín unos principios comunes que encaminen el proceso de paz. El encuentro lleva siendo preparado desde hace semanas por los diplomáticos de todas las partes. Hans-Georg Ehrhart, del Instituto para la Investigación sobre la Paz y la Política de Seguridad, también apunta a un detalle vinculado con el compromiso alemán con la cooperación multilateral: el país es miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.
El plan es que se respeten los dos principios mencionados: cimentar el diálogo y evitar la unilateralidad. Pero Conrad Schetter ve un riesgo en la conferencia: "Si no hubiera resultados, podría debilitar la imagen de Angela Merkel poco antes del fin de su carrera política”.
(eal/ers)
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