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Sudáfrica hoy: la herencia política de Nelson Mandela

Martina Schwikowski
18 de julio de 2018

Nelson Mandela habría cumplido 100 años el 18 de julio de 2018. Su visión de una sociedad unida no se ha vuelto realidad. Pero eso no resta méritos a su legado político.

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Nelson Mandela, de John Adams. (Acrílico sobre lienzo, 2013).
Nelson Mandela, de John Adams. (Acrílico sobre lienzo, 2013).Imagen: picture-alliance/dpa/B. Curtis

"Mandela estaría muy preocupado sobre la Sudáfrica de 2018”, dice Jakkie Cilliers, director del Instituto sudafricano de Estudios de Seguridad (ISS), por sus siglas en inglés. El mito de Nelson Mandela aún sigue vivo en Sudáfrica. De mantenerlo vivo se ocupan, entre otros, la fundación que lleva su nombre, así como el partido gubernamental, el Congreso Nacional Africano (CNA).

Pero ese partido está profundamente dividido y pierde cada vez más representación. La Sudáfrica del presente es un país en efervescencia, una sociedad carcomida por la corrupción, el nepotismo y la arbitrariedad. A 24 años del fin del apartheid y de la llegada al poder de Mandela como primer presidente de raza negra de la historia de ese país, hoy vuelve a enfrentarse a una lucha compleja por mejorar su futuro. ¿Se acabó el sueño de Mandela de una sociedad diversa y floreciente?

Ramaphosa, el sucesor favorito de Mandela 

"El gobierno del corrupto presidente Jacob Zuma ha perjudicado enormemente al país. La unidad nacional del pueblo recibió duros golpes. Tardará mucho tiempo hasta que Sudáfrica pueda reponerse de eso”, señala Cilliers en entrevista con DW.

Nelson Mandela con Cyril Ramaphosa. (2005).
Nelson Mandela con Cyril Ramaphosa. (2005).Imagen: picture-alliance/dpa/J. Hrusa

Entretanto, Zuma ya no es presidente. Desde febrero de 2018, Cyril Ramaphosa, un allegado de Mandela, ocupa ese cargo. Fue el mismo Mandela quien deseaba que él fuera su sucesor, pero Thabo Mbeki se impuso en esa época en el partido. Bajo el gobierno de Mandela, Ramaphosa fue uno de los líderes que participaron en la elaboración de la Constitución africana moderna y liberal. "Creo que, gracias a la habilidad de Ramaphosa para negociar, veremos retornar algunos de los valores éticos y morales que caracterizaron el estilo de liderazgo de Mandela”, explica el experto.

Desigualdad que persiste

Mandela se concentró en el trabajo de reconciliar a una sociedad dividida por el odio racista, subraya Cilliers. Pero, según él, dejó de lado la búsqueda de una solución a los grandes problemas: la desigualdad social continúa marcando a Sudáfrica hasta el día de hoy. Aún siguen sin resolverse temas como la redistribución de la tierra, que, en su mayoría, sigue en manos de propietarios blancos, y la cuestión acerca de las reparaciones a los agricultores continúa sin salida y aportan más combustible a la situación. Sin embargo, Cilliers no considera que solo Mandela tenga la culpa, ya que en su época aún era muy temprano para un cambio radical.

Estos problemas, añade, empeoraron, sobre todo, debido a los nueve años de mal gobierno de Jacob Zuma. Y rechaza categóricamente lo que actualmente piensan muchos jóvenes sudafricanos: que Mandela no combatió lo suficiente los problemas de la recién lograda democracia, y que fue un "traidor”.

"Su tarea principal era evitar una guerra civil entre la población blanca y la negra, y la manera en que logró eso es destacable”, subraya Cilliers. Según él, no se debe olvidar que las relaciones de poder en el panorama político de esa época eran diferentes de las de ahora. Mientras que hoy el CNA está dividido y perdió su mayoría en la alcaldía de Johannesburgo y Pretoria durante las elecciones municipales de 2016, cuando Mandela fue elegido presidente contaba con un 63 por cientos de los votos, tanto es así que la minoría blanca temía perder sus privilegios.

Nelson Mandela.
Nelson Mandela.Imagen: picture-alliance/dpa/EPA/K. Ludbrook

La herencia viva de Mandela

Pero Nelson Mandela fue una voz que llegó a todos los sectores de la sociedad sudafricana. "Mucha gente lo juzga ahora de acuerdo con los desafíos de la Sudáfrica actual”, dice Cilliers. Empero, la transición de un gobierno del apartheid a la presidencia de Mandela fue un camino basado en largas negociaciones y diversos compromisos. "Ningún partido estaba realmente satisfecho”, explica. Pero está convencido de que "la herencia política de Mandela es importante y está viva”. "Sin embargo, debemos reconquistar algunos de esos valores en nuestra quebrantada sociedad actual”, dice el director del ISS..

Sudáfrica está plagada de desigualdad económica y de pobreza. El crecimiento económico está en apenas algo más de un uno por ciento, y la tasa oficial de desempleo llega al 27 por ciento. La mitad de los jóvenes sudafricanos carece de empleo. Un 80 por ciento de los estudiantes son negros y un 55 por ciento de ellos no termina sus carreras universitarias, señala Adam Habib, vicerrector de la Universidad Witwatersrand, de Johannesburgo.

El desempleo y la inequidad económica y social son los problemas más urgentes de Sudáfrica.
El desempleo y la inequidad económica y social son los problemas más urgentes de Sudáfrica.Imagen: Imago

Al igual que Cilliers, Adam Habib piensa que Mandela estaría muy decepcionado si viese a la actual Sudáfrica. Pero agrega que el líder reconocería, a pesar de eso, sus propios errores, como el haberse adaptado a un programa económico conservador que fortaleció la desigualdad social. "Eso también polarizó a la sociedad”, dijo Habib a DW. "Madiba (nombre de clan de Mandela, N. de la Red.) envió también este mensaje al mundo: él no era un santo.”

Ve debilidad política pero también éxito en el desempeño de Mandela al impedir una guerra civil. Según Habib, algo ejemplar fue que renunció a la presidencia luego de cinco años, en 1999. "Cuando los jóvenes reprochan a Mandela haber traicionado a su país haciendo concesiones a los blancos, lo están diciendo desde su lugar privilegiado de generación postapartheid”, afirma.

Autora: Martina Schiwkowski (CP/ERS)