¿Qué hace la política contra el extremismo de derechas?
29 de agosto de 2018La respuesta más palpable del Estado alemán a los ataques xenófobos de Chemnitz será, sobre todo, una: hacerse visible en las ya anunciadas nuevas manifestaciones de la extrema derecha. Horst Seehofer, ministro alemán del Interior, confía en "el efecto preventivo de una fuerte presencia policial”, según dijo en una rueda de prensa este miércoles (29.8.2018). "Eso logrará que haya paz en las calles, evitará que la gente se tome la justicia por su mano y garantizará el monopolio de la fuerza del Estado”. Pero, según la Constitución alemana, los estados federados son los garantes de su propia seguridad. En este caso, el estado de Sajonia y su cuerpo policial que, sin embargo, está bajo sospecha de minimizar el extremismo de derecha. Seehofer ha repetido hoy la oferta ya hecha hace dos días de que la Policía federal ayude a la sajona. Pero también ha reconocido que "es el estado de Sajonia el que decide”.
Más policía
Según Seehofer, la propia canciller, Angela Merkel, ha hablado por teléfono con Michael Kretschmer, primer ministro de Sajonia, para ofrecer el apoyo de la Policía federal. Kretschmer ha dicho que deseaba aceptar la oferta de Berlín, pero, de momento, no lo ha hecho. El propio Kretschmer reconoció en una rueda de prensa convocada por él mismo hace dos días que la situación es muy seria: "Debemos evitar que Chemnitz se convierta en el escenario de protestas extremistas de toda Alemania”. Ya en las manifestaciones de hace dos días hubo presencia de extremistas procedentes de otros cinco estados federados, tal y como aseguró el ministro sajón del Interior, Roland Wöller. En total llegaron a reunirse allí hasta seis mil personas, muchas más de lo que podría esperarse. Kretschmer explicó la alta afluencia por la "fuerte movilización a través de internet”. Mañana jueves (30.8.2018) hay convocada una nueva manifestación. De momento, no se han anunciado más medidas operativas por parte de ambos ministerios del Interior, tanto el federal como el regional.
Visitas y explicaciones in situ
Según Seehofer, también el Gobierno en Berlín quedó atónito por los acontecimientos en Chemnitz. Lo ocurrido en pasados días fue tratado hoy en la reunión del gabinete de Gobierno. Seehofer dice que, además de las medidas de seguridad, hay que analizar las posibles las posibles causas y trabajar en ellas. La política quiere recurrir a una herramienta conocida: el diálogo in situ. Dentro de dos días, la ministra federal de Familia, Franziska Giffey, quiere ir a "apoyar a las autoridades comprometidas con un Chemnitz democrático”. Kretschmer estará allí un día antes en el marco de una cita que ya estaba prevista en su agenda hace tiempo. El primer ministro de Sajonia también se plantea la pregunta de quiénes exactamente están detrás de las protestas. "¿Realmente querían los ciudadanos manifestarse junto a hooligans y extremistas de derecha?”
Debate sobre omisiones políticas
Para otros, el debate sobre las causas ya ha comenzado. La ministra sajona de Igualdad e Integración, Petra Köpping, dijo en una entrevista televisiva que la canciller, Angela Merkel, no debería enviar solo policías a Sajonia, sino que "Berlín debería tomarse realmente en serio el problema que representa el este de Alemania, ya que, en aquella zona, los ciudadanos se sienten como "de segunda categoría”. Köpping desea elaborar los aún poco debatidos años posteriores a la reunificación alemana de 1990. La política considera que el masivo desempleo en el este de Alemania provoca que sus ciudadanos sean más propensos a asumir mensajes políticos que cuestionan e incluso rechazan el Estado alemán. La ola de refugiados de los años 2015/16 encontró desprevenidos a muchos y eso ha contribuido a echar leña al fuego.
Werner Patzelt, profesor de ciencia política en Dresde, mantiene una posición similar. "La actitud laxa en política migratoria y de integración ha alejado a mucha gente del Estado", dice Patzelt. "Si eso se hubiera debatido hace dos o tres años, la tensión habría disminuido. Los ciudadanos quieren ver soluciones que no encuentran por ningún lado y le echan la culpa al Estado”. Patzelt dice que ahora hay que abordar también los "problemas más peliagudos” de la migración y teme que Chemnitz sea solo el principio de acontecimientos similares.
Pegida y AfD, precursores de Chemnitz
En realidad, la política ya hizo una llamada de alerta hace años. Con el movimiento anti islamista Pegida, que también partió de Sajonia, la violencia (verbal) de extrema derecha ya lleva en la calle desde 2014. El partido populista de derechas Alternativa para Alemania, la AfD, logró representación en el Parlamento alemán en las elecciones septiembre de 2017. Según la encuestas electorales, la AfD se ha convertido en la segunda fuerza política tanto en Sajonia como en los estados federados limítrofes. Próximamente tendrán lugar allí elecciones regionales. Los otros partidos políticos alemanes no han logrado el objetivo de evitar el ascenso de la AfD.
Pero también para la AfD los acontecimientos de Chemnitz suponen un reto. Por un lado, los delitos con armas blancas, como el que tuvo lugar en Chemnitz, son un tema con el que logra agitación política. Alice Weidel, una de las dirigentes de la formación, confesó en una ocasión que, después de despertarse, lo primero que hacía era buscar en el servicio de noticias de Google la palabra "cuchillo”. Pero, por el otro lado, la AfD se guarda bien de acercarse a la extrema derecha para no arriesgarse a perder votantes. Pero la formación tampoco se ha posicionado de forma inequívoca hacia lo sucedido en Chemnitz. Para distraer, ha dirigido sus críticas hacia los medios. Hay miembros más radicales del partido a nivel regional, como Björn Höcke, que ven las cosas de otra forma. El sábado próximo participará en una marcha silenciosa junto con Pegida. Ahí estará hombro con hombro con los extremistas. Algo para lo que la política deberá encontrar nuevas respuestas.
Autor: Kay Alexander-Scholz (MS/ER)
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