Bombas de racimo: una trampa mortal usada en las guerras
17 de junio de 2022Al comienzo se vio un relámpago, y luego mucho humo: así recuerda el esposo de Oksana Litvynyenko el día que cambió totalmente su vida. Junto con su esposa y su hija de cuatro años, se encontraba en un parque infantil en la ciudad ucraniana de Járkov, hasta que comenzaron los bombardeos, relata a la organización de derechos humanos Amnistía Internacional (AI) en un informe publicado el lunes (13.06.2022). Las esquirlas de metal penetraron la espalda, el pecho y el abdomen de la mujer. Aún no queda claro si podrá recuperarse alguna vez de esas heridas, o si podrá volver a hablar o a caminar.
La ciudad de Járkov, de un millón y medio de habitantes, está siendo bombardeada desde el inicio de la guerra de Rusia contra Ucrania, según esa organización, también con bombas de racimo o de dispersión del tipo 9N210/9N235, prohibidas por un tratado internacional, que ni Rusia ni Ucrania han firmado. Pero su uso en la guerra rusa en Ucrania no es un caso único.
¿Qué es una bomba de racimo?
Las bombas de racimo, también llamadas de dispersión, de fragmentación o submunición, son explosivos de caída libre o dirigida, que pueden ser lanzados desde el aire, con aviones, o también como un misil con obuses, piezas de artillería y lanzacohetes. Contienen un dispositivo con cientos de pequeñas bombas que, al abrirse, las distribuye sobre amplias zonas, cuya superficie puede ser la de un campo de fútbol, hasta tener varias hectáreas.
Pero esos cientos de "minibombas” no matan solo a soldados, sino, sobre todo, también a civiles, entre ellos, a gran cantidad de niños. Se usan desde la Segunda Guerra Mundial y fueron empleadas, por ejemplo, durante la Guerra de Vietnam. Estados Unidos lanzó 260 millones de pequeñas bombas sobre Laos, lo que lo convirtió en el país con más minas de todo el mundo.
Décadas después de ser lanzadas, las bombas que no estallaron se transforman en una trampa mortal, ya que solo explota cerca de un 40 por ciento, explica la organización humanitaria Handicap International.
La población civil, sobre todo, es la más afectada por el uso de las bombas de racimo. Según un informe de Handicap International de 2021, el 44 por ciento de los heridos y muertos durante el período en que se realizó el estudio fueron civiles, incluyendo a niños. Cuando tuvo lugar esa investigación, se utilizaron bombas de dispersión en Siria y en Nagorno-Karabaj, en el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán: 107 personas murieron debido a las explosiones, y 242 fueron heridas, pero la cifra oculta es, supuestamente, mucho más alta.
¿Quién prohíbe las bombas racimo, y quién no?
Debido a su pérfido modo de acción, el uso de bombas de racimo está prohibido ampliamente desde 2008 por la Convención de Oslo, un hito en la lucha contra las bombas de dispersión. El pacto internacional entró en vigor en 2010.
110 países firmaron la "Convención sobre Municiones en Racimo", y otros 13 Estados lo firmaron pero no lo ratificaron, es decir, que no están obligados a ponerlo en práctica. Irónicamente, las grandes potencias mundiales no forman parte de la convención, entre ellas, Rusia, Estados Unidos, China, India y Pakistán. Especialmente en Asia, Cercano Oriente y el norte de África, así como Europa del Este, el número de países firmantes es particularmente bajo.
A pesar de la Convención de Oslo, el número de víctimas de bombas de racimo ha aumentado significativamente en los últimos años debido a nuevos despliegues, y también a una mejor documentación de los casos. La mitad de todas las víctimas se registraron en Siria, tanto por ataques como por bombas sin explotar.
¿Quién fabrica bombas de racimo?
De acuerdo con el Monitor de Municiones de Racimo de 2021, actualmente hay todavía 16 países que fabrican supuestamente submunición, o planean hacerlo en el futuro. Entre ellos, están Egipto, Brasil, China, Grecia, India, Irán, Israel, Corea del Norte, Pakistán, Polonia, Rumania, Rusia, Singapur, Corea del Sur, Turquía y Estados Unidos.
China y Rusia trabajan, según Handicap International, presuntamente también de manera activa en el desarrollo de nuevos tipos de bombas de racimo.
Según una solicitud de información al Parlamento alemán de marzo de 2021, la sociedad de investigación y producción Bazalt es el único fabricante de la Federación Rusa. Y es parte de la compañía Techmash, que pertenece a la estatal Rostec. En mayo de 2020, Tecmash declaró públicamente que abastecería a las Fuerzas Armadas rusas de la más nueva munición de racimo a partir de 2022.
(cp/rml)