Museos de Berlín aclaran mitos sobre los germanos
18 de septiembre de 2020Ya desde el principio de la exposición, el visitante aprende que los germanos no existieron. Al menos no como pueblo independentiente que así se organizara y denominara a sí mismo. Más bien se trataba de una serie de estirpes que vivían en comunidades poblacionales a lo largo de un extenso territorio. Entre los siglos I y IV después de Cristo, estos "germanos" ocupaban el área situada al oeste del Rin y al norte del Danubio.
La exhibición lleva por título "Germanos: estado arqueológico de la cuestión" y es precisamente eso: un recorrido objetivo por aquellos pueblos. "Lo especial de esta exposición es que se trata de la primera en la que los germanos están en su totalidad representados en ese amplio espacio entre el Rin y el Vístula", dice el curador, Heino Neumayer, del Museo de la Prehistoria y Protohistoria de Berlín. Aunque ha habido exposiciones anteriores dedicadas a los germanos, solo se mostraban en ellas aspectos parciales. "De forma aislada, el territorio es muy diferente, pero en conjunto es arrebatador, sobre todo gracias a sus bosques", escribió el historiador romano Tácito sobre el lugar que denominó Germania, alrededor del 100 después de Cristo.
Pero los hallazgos arqueológicos y las piezas prestadas procedentes de Alemania, Dinamarca, Polonia y Rumania nos ofrecen una imagen muy distinta: es cierto que los pueblos germánicos vivían en poblaciones sin caminos fortificados, pero no puede hablarse en absoluto de bosques. Las excavaciones demuestran que en algunas zonas había asentamientos cada 12 kilómetros, algunas veces incluso visibles entre ellos, rodeados por campos de cultivo y prados.
Romanos y germanos, más que enemigos
Los pueblos germanos eran autosuficientes. Su base de vida eran la agricultura y sobre todo la ganadería. Las vacas ocupaban un lugar importante, así lo demuestran las numerosas figuras vacunas talladas con esmero, que nos indican que había un auténtico culto a su alrededor. Todo lo que estos pueblos necesitaban, lo fabricaban ellos mismos. Para ello utilizaban, entre otras cosas, partes de animales como su pelo, sus tendones y sus huesos, por ejemplo para la fabricación de peines.
Muchas piezas de la exposición muestran que los germanos eran magníficos herreros, que decoraban recipientes y joyas con herramientas especiales. Los herreros conocían técnicas de eleboración de metales preciosos y solían ofrecer sus servicios como trabajadores manuales ambulantes en varias regiones. En esos viajes aprendían nuevas técnicas, incluso de los romanos, con quienes los germanos a menudo estaban en pie de guerra.
Germanos: quienes vivían al norte de los Alpes
La exposición convence a la hora de demostrar que los "germanos" no eran bárbaros sin cultivar, tal y como transmitieron, sobre todo, sus enemigos romanos. En el adyacente Museo Nuevo, unido de forma subterránea con la Galería James Simon, la exposición "Germanos. 200 años de mitos, ideología y ciencia" se ocupa de forma crítica del papel de los propios museos berlineses en la percepción de los pueblos germanos. Entre otras cosas, puede verse un film nazi propagandístico que apoya el culto a los germanos y en el que aparece una pieza de la colección del museo berlinés. Se trata de una cruz gamada cuyo colorido fue explícitamente intensificado en la película para servir de reivindicación de las raíces germanas de los nazis.
Para el curador Neumayer, ambas exposiciones tienen actualmente una importancia especial: "El concepto de los germanos está cobrando fuerza de forma equivocada entre la nueva derecha. Como arqueólogos, queremos alegar que aquello que fue difundido sobre los germanos, hace tiempo fue superado. No eran un pueblo ni una nación". Al fin y al cabo, el término era utilizado por los romanos para aludir a todos aquellos que vivían al norte de los Alpes.
(ms/ers)