¿Quién comienza?
5 de marzo de 2007
La discusión sobre el cuidado al medio ambiente subió de tensión ante los repetidos llamados a que los alemanes modifiquen algunas arraigadas constumbres, sobre todo la de vacacionar en el extranjero.
El Leipziger Vokszeitung, de Leipzig, trata de ver las cosas sin caer en la histeria: "Es sumamente afortunado que todo se ponga sobre la mesa, que se llame a cuentas a algunas vacas sagradas, y que los políticos discutan entre sí. Algunos dirían que esto no es más que histeria pura. Pero ello puede deberse a que no estamos acostumbrados a este tipo de debate. La democracia parlamentaria, e incluso la mediática, cobran sentido en el intercambio no ideologizado de opiniones. Lo importante es que la discusión sobre el cambio climático no caiga en saco roto, y que no sea secuestrada por cabilderos de cualquier filiación política."
La política, dormida
El Nordkurier, de Neubrandenburg, arremete contra políticos y/o gobernantes: "Casi no hay político que frente a cámaras y micrófonos se abstenga de pronunciar la palabra con "c". Si las cosas siguen como van, clima se convertirá en el vocablo del año 2007. Pero de cara a toda esta reacción surge inmediatamente una pregunta: ¿qué han hecho las señoras y señores de la política en todo este tiempo? No es descubrimiento nuevo que los autos diesel sin filtro para partículas dañan enormemente el medio ambiente, ni que las aeronaves lanzan toneladas de anhídrido carbónico al aire, ni que las plantas de carbón fósil no escupen perfume. El diagnóstico es, pues, claro y preciso: los políticos han dejado pasar el tiempo y ahora reaccionan como una parvada de gallinas espantadas."
Propuestas congruentes
El Neue Presse, de Hannover, es más propositivo: "Toda iniciativa -aún si resulta incómoda- tiene su justificación. Pero no debemos caer en la trampa de cargar toda la responsabilidad en el consumidor; en cambio, es necesario diseñar propuestas inteligentes para la protección del clima. Ante todo, el comportamiento ecológico debe ser más módico económicamente que el que daña al medio ambiente. Es un misterio, por ejemplo, por qué no existe aún un impuesto al queroseno. De igual modo puede inquirirse por qué los viajes en tren son más caros que en auto o en avión, o por qué la energía eléctrica convencional es más barata que la ecológica. Hay mucho por hacer. Pongamos manos a la obra."
Desglosar el debate
El Frankfurter Allgemeine Zeitung, de Fráncfort, considera lo siguiente: "Sería deseable un debate más allá de los balances nacionales y globales, para discutir los métodos de producción y transporte, hasta llegar al consumo. Es necesario definir cómo puede ser satisfecho el apetito energético de millones de personas. Esto es demasiado importante como para dejarlo en manos de los políticos."
Una pregunta
El Bild pregunta a sus lectores: "¿Acaso se supone que los alemanes debemos salvar solos a la Tierra?"