Real Madrid: ¿comienza la "era germana"?
20 de julio de 2007
Tal y como se esperaba, el ex seleccionado y entrenador alemán Bernd Schuster fue presentado este lunes como nuevo técnico del Real Madrid. Su trayectoria como jugador es conocida: tres temporadas en la Bundesliga, con el 1. FC Köln, lo llevaron directo al Barcelona en 1980.
De culé a merengue
De ahí pasó al archirrival Real Madrid, y luego al Atlético de Madrid, para regresar en 1993 a la Bundesliga y terminar su carrera muy cerca de donde la había empezado: en el Bayer de Leverkusen, ciudad vecina a Colonia.
El entonces mediocampista jugó en el equipo nacional alemán de 1979 a 1984, participando en 21 encuentros y marcando cuatro goles. No era para esto último que se le requería, sino para algo muy suyo: repartir juego y pasear por las canchas del fútbol la versión más elegante de la tradición futbolística germana, cuyo antecedente inmediato era el legendario Günter Netzer.
Como técnico, su trayectoria no luce demasiado impresionante: dos equipos de la segunda división de la Bundesliga, ambos de Colonia, dos campañas con el CD Xerez de España, un torneo de Ucrania, uno en el Levante, y dos con el FC Getafe. Nada de ello suena a un pedigrí de clase mundial dentro de la fauna futbolística. ¿Por qué entonces Schuster? ¿A qué llega el alemán al equipo campeón de España?
La gran tarea
La llegada de Bernd Schuster al Real Madrid no responde únicamente a una necesidad de conquistar títulos. Después de todo, el más reciente data de apenas unas semanas atrás, y se produjo bajo la batuta del italiano Fabio Capello.
El cuadro merengue tiene problemas más complejos, como corresponde a una de las marcas futbolísticas más caras del mundo y una de las veinte más reconocidas en la mercadotecnia universal.
La base de fanáticos del equipo merengue es estimada en 248 millones de personas en todo el planeta; 36 por ciento de los enjundiosos aficionados españoles se inclinan por el Real Madrid, y en China, 36 por ciento de los aficionados al fútbol también son hinchas "galácticos".
El equipo campeón del fútbol español no sólo requiere preseas y triunfos. Es un global player que debe complacer a seguidores de las más diversas culturas. Dar espectáculo, y ganar. Crear orgullo, exudar historia y tradición. Reforzar la exitosa Marca España, y al mismo tiempo, el alicaído ideal europeísta. Su dilema raya en lo cabalístico: jugar, por fin, a la altura de una pléyade de jugadores cuyo valor en el mercado rebasa los 300 millones de euros.
Y el encargado de descifrar ese código secreto mediante el cual Real Madrid no solamente será campeón sino que lo parecerá, con un plazo perentorio de dos años, no es un brasileño ni un español, sino un alemán. Y no un alemán cualquiera.
Estratega dentro y fuera de la cancha
A juzgar por su carrera, Schuster no solamente es un estratega sino, más que nada, un hombre que se mueve de modo soberano, como en sus tiempos de jugador, entre dos lados de la misma cancha: el misticismo ibérico y la precisión germana. La decisión de hoy lo comprueba.
Para llegar al Real Madrid hay que trabajar, y mucho, en el terreno futbolístico. Pero también es necesario desplegar talentos más subjetivos como la astucia y lo que los hispanos llamamos "don de gentes" a fin de entrar a una de las élites más herméticas del fútbol internacional.
Baste decir que ni siquiera el mexicano Hugo Sánchez, casado con española, Pentapichici, y artífice de una época gloriosa en el cuadro merengue, consiguió el placé que hoy le fue dado a Bernd Schuster.
Está claro, pues, que Real Madrid estaba convencido de que el ex mediocampista alemán, y sólo él, sería el adecuado para que la marca dejara de ser una mera constelación , y se convirtiera por fin en un equipo en el sentido literal de la palabra. Incluso, según todo indica, se firmó un presunto precontrato cuyo contenido es el secreto más insondable del fútbol europeo.
El factor Calderón
Lo dijo el presidente de la monarquía realmadrilista, Ramón Calderón: "No sólo queremos resultados, también queremos lograr la excelencia en el juego". Y precisamente, la clase ejecutiva merengue es uno de los factores que Schuster deberá sopesar a cada momento.
Si no juega bien en ese terreno, Calderón y los suyos se convertirán en otro obstáculo a superar. La carta de navegación está trazada. Bernd Schuster llega a un gran equipo y a su reto más grande como entrenador.
Puede ser "el inicio de una bella amistad", aunque vieja, entre Calderón y Schuster. O de una "era germana" en el Real Madrid, con Christoph Metzelder en la defensa central y Schuster a un lado de la cancha.
También, del otro lado, puede que el código secreto no pueda ser descifrado, y que el Real Madrid se quede a medio camino de la gloria que persigue. Si es así, las sonrisas de hoy se transformarán en otra cosa. Si no, que le pregunten a ese campeón desempleado que responde al nombre de Fabio Capello.