Reflexiones sobre el día D
7 de junio de 2004El día en que Estados Unidos liberó a Europa es tradicionalmente conmemorado con gestos de agradecimiento. Sin la participación estadounidense la invasión aliada tal vez no hubiera logrado vencer la dictadura nazi ni hubiera triunfado la democracia. Por primera vez, los aliados han celebrado esta fecha con los alemanes y los rusos y tal parece que, a sesenta años de distancia del desembarco en Normandía, el obligado agradecimiento se ha convertido en una penosa tarea para el sentir de muchos ciudadanos europeos que no creen tener ya nada en común con la agresiva super-potencia.
Habría que recordar que fue la intervención de los estadounidenses lo que terminó la Primer Guerra Mundial y que fueron ellos quienes impulsaron, con la fundación de Naciones Unidas, el establecimiento de un concepto político basado en el multilateralismo. La ayuda de Estados Unidos fue clave para la reunificación alemana y la integración europea, sin embargo muchos parecen haber olvidado todo esto.
Blanco de resentimiento
Ya no provoca admiración el estilo de vida ni el sistema ‘americano’, ni parece haber agradecimiento hacia los libertadores. La moral estadounidense se pone en tela de juicio. Desde su polémica elección, George W. Bush se ha convertido en blanco donde se proyecta todo tipo de resentimiento anti-estadounidense. Se ha dicho muchas veces que la guerra de Irak fue el parteagüas en las relaciones trasatlánticas. Sin embargo, la ruptura en las relaciones entre europeos y la gran potencia es tal vez el síntoma de una profunda transformación del orden mundial en donde la Vieja Europa se muestra más confiada en sus valores y más emancipada.
Gerhard Schröder fue el primer canciller que dio un paso que ninguno de sus predecesores se atrevió a dar. Helmut Kohl declinó una invitación que recibió en 1994 para participar en las celebraciones del 50 aniversario del desembarco en Normandía. ¿Hubiera sido celebrar la derrota alemana? Schröder reconoció en Normandía la responsabilidad alemana frente a la historia y reiteró el compromiso alemán en la lucha contra el terrorismo. Tal vez Bush comprendió que necesita más que nunca a franceses y alemanes y no repitió en Normandía la comparación que hizo antes de partir entre el combate contra Hitler y la lucha contra Sadam.
El legado de Normandía
Más allá de sus actuales diferencias, amigos y enemigos, vencedores y vencidos se reunieron en las playas de Normandía para rendir homenaje a los miles de soldados que sacrificaron sus vidas el 6 de junio de 1944 por los ideales de democracia y justicia. El legado de Normandía es la victoria de la democracia basada en el estado de derecho, el compromiso con el multilateralismo y la cooperación entre las naciones. No la guerra preventiva y el unilateralismo estadounidense y las constantes exaltaciones del inquilino de la Casa Blanca sobre la gloria y superioridad de los EEUU.