Asterix abandona el jabalí por el Big Mac
21 de agosto de 2010La cadena estadounidense de comida rápida McDonald's los contrató como héroes publicitarios. Y desde hace unos días, en los grandes almacenes, estaciones de metro y diarios se puede ver a los combativos galos devorando una hamburguesa con patatas fritas en lugar de hincando el diente a un sabroso jabalí. Para muchos franceses, es como si el cielo se les cayera sobre la cabeza.
"Ketchup en la barba de Astérix", se indignó el diario francés "Le Figaro". Y es que el ingenioso guerrero galo y su compañero de aventuras, Obélix, se dejaban seducir en el pasado por las especialidades culinarias de Lutecia, como se llamaba a París en la época de los romanos.
Y ahora, ¡por Tutatis!, se inclinan ante una cultura gastronómica que durante mucho tiempo los franceses consideraron la encarnación de todas las amenazas de la globalización y la cultura imperialista.
Donde más les duele a los franceses
Así, la campaña publicitaria apunta directamente a donde más les duele a los franceses, pues los personajes de Astérix se consideran una expresión de la indomable independencia nacional.
No sin preocupación, los críticos se preguntan si el pequeño y rebelde guerrero se cansó de luchar eternamente, o si se le acabó la poción mágica. Los combativos galos están profundamente enraizados en la conciencia colectiva, aunque uno de los personajes de cómic más famosos del mundo se haya quedado un poco desplazado por el Mickey Mouse de Walt Disney: los impetuosos galos que no temen enfrentarse al Goliat romano no lograron despertar las pasiones de antaño con sus últimas aventuras.
Desde que en 1959 aparecieran por primera vez, los álbumes de Astérix se tradujeron a más de cien idiomas y llevan más de 325 millones de ejemplares vendidos. Los héroes nacionales tienen además un parque de atracciones propio, situado 30 kilómetros al noreste de París. Y es que el pueblo galo se resistió incluso a la invasión de Mickey Mouse, que se instaló en el cercano parque de atracciones de Euro Disney. (dpa)
Editor: Pablo Kummetz