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Sangriento desenlace en Moscú

26 de octubre de 2002

Con por lo menos 90 rehenes y decenas de rebeldes chechenos muertos terminó el drama en el teatro moscovita, en la madrugada del sábado.

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Personal médico transporta a una persona fuera del teatro moscovita.Imagen: AP

Derramar sangre no asustó nunca a los separatistas chechenos, dispuestos a llevar su lucha contra Rusia hasta las últimas consecuencias. Y tampoco el Kremlin descartó en los últimos años el uso de la violencia, como medio para aplastar la insurrección en la república caucásica. Con estos antecedentes, era difícil pensar que el drama del teatro de Moscú pudiera tener un desenlace pacífico. Las últimas esperanzas se disiparon cuando los extremistas cumplieron su amenaza de comenzar a asesinar rehenes.

Las fuerzas de seguridad irrumpieron en el edificio, utilizando también gases para dejar fuera de combate a los extremistas. Dramáticas escenas se vivieron en el lugar en que más de 800 personas habían estado retenidas desde el miércoles por la noche. Más de 750 de los rehenes lograron ser rescatados en el operativo policial, entre ellos todos los de nacionalidad extranjera, de acuerdo con los primeros informes oficiales.

El precio de la operación fue la muerte de por lo menos 90 cautivos y la de decenas de extremistas chechenos, entre ellos el líder del comando, Mosvar Baráyev.

¿Conexión árabe?

Ya en los últimos días el Kremlin había calificado a Baráyev de eslabón del terrorismo internacional. Cierto es que existen varias pistas que apuntan a conexiones con grupos terroristas del Medio Oriente. El comando checheno se autodenominaba "Regimiento Islámico" y aparentemente estaba ligado al integrismo wahabí, originario de Arabia Saudita.

Baráyev fue uno de los guerrilleros favoritos de Jattab, el legendario y sanguinario comandante árabe asesinado hace unos meses y que se había convertido en una de las pesadillas de las tropas rusas desplegadas en Chechenia.

Por otra parte no se debería olvidar que el asalto al teatro moscovitala llevó la clara firma chechena, incluso en lo tocante a la alta cifra de cautivos. Las tácticas empleadas en la toma de rehenes ya habían sido utilizadas por otros separatistas en la última guerra de Chechenia, sin aparente ayuda exterior.

Los precedentes

En junio de 1995, un grupo de guerrilleros tomó en la ciudad de Budionnovsk a 1.500 rehenes civiles y se atrincheró con ellos durante una semana. En los combates que estallaron con las tropas rusas murieron 166 personas. La mayor parte fue víctima de los soldados que venían a liberarlas.

Un hecho similar ocurrió en enero de 1996, cuando otro grupo checheno tomó 3.000 rehenes en la ciudad meridional de Kizliar y secuestró a cien en un autobus; éste fue atacado por las tropas rusas y en la refriega murieron 78 personas. Una evidencia clara de la determinación de estos grupos extremistas.