¿Secuestrada por ir a buscar la verdad?
25 de mayo de 2016“Le recordamos a la organización armada que pueda tener a Salud Hernández Mora que los periodistas tenemos un estatus de persona protegida por el Derecho Internacional Humanitario y, en todo caso, nos deben respetar la vida y la libertad ya que los civiles no somos parte de la guerra”, dijo a DW Constanza Vieira, corresponsal de la agencia Interpress Service y miembro de la Asociación de prensa internacional de Colombia, que reclama el derecho a ir a todo sitio en búsqueda de la verdad, sin obstáculos ni acompañamiento de ningún agente militar o de policía.
Aún así, el alcalde de la localidad de donde desapareció la periodista elevó una grave acusación. José de Dios Toro, alcalde de El Tarra, en el departamento de Norte de Santader, limítrofe con Venezuela, aseguró en la emisora colombiana Blu Radio que “la periodista colombo-española violó todos los protocolos de seguridad de esta región de alto riesgo”. Una postura rechazada por la opinión pública colombiana y los gremios de periodistas.
“Los reporteros no necesitamos acompañamiento, sino respeto por nuestra labor, porque la sociedad tiene derecho a estar informada, a saber qué está pasando realmente en las regiones más aisladas”, reitera Viera, otrora, periodista de DW, en Colonia.
Según Toro, si Hernández hubiera informado a las autoridades que iba a encontrarse con algún grupo al margen de la ley, hubiera podido ser sacada de la región para “proteger su integridad”. Algo que a Salud Hernández no se le hubiera pasado por la cabeza, conocida por su “testarudez”, pero también por su rectitud en el ejercicio de su trabajo, estimado por las comunidades que ven en ella a una persona que sin temor a las consecuencias, siempre ha denunciado, y en duros términos, los crímenes de todos los actores del conflicto y la corrupción de estructuras gubernamentales. Para ello, Salud Hernández, columnista del diario colombiano El Tiempo, y corresponsal de El Mundo, de España, “ha visitado los sitios más inimaginables de toda Colombia, sola, sin acompañamiento”, como recuerda Vieira quien, por lo demás, considera que “la testarudez debe ser una virtud en los periodistas: agarrar un tema y no soltarlo hasta no encontrar la verdad”.
¿Por qué entonces habría Hernández de no ir por la verdad a la selva del Catatumbo, otro de los lugares críticos de Colombia? Según Toro, la reportera habría tenido una cita con guerrilleros con el fin de realizar un trabajo periodístico sobre cultivos ilícitos y recuperar sus equipos confiscados o robados días antes: “El fin de semana tomó un mototaxi hacia Filogringo, otro poblado en donde alguien la esperaba. Desde ese momento se perdió su rastro”, contó dicho alcalde a Blu Radio. Otros cuatro periodistas que fueron tras la noticia de la desaparición o probable secuestro de Hernández fueron “retenidos” por la guerrilla del ELN. Dos ya fueron dejados en libertad, los demás serían liberados en las próximas horas, gracias a la mediación de la Iglesia católica.
El Catatumbo: convulso, en la tierra como en el cielo
El Catatumbo es algo más complejo que uno de los campos de batalla del conflicto armado colombiano. El Catatumbo es la “tierra donde el Estado nunca llegó”, dice la revista Semana. La desaparición o secuestro de estos periodistas “deja entrever el peligro que corren por cuenta de los grupos ilegales y la falta de institucionalidad allí”, destaca Semana.
Catatumbo o Tierra de los Rayos, en lengua barí, de la etnia de los motilones, es una de las regiones más convulsas del mundo: esta zona limítrofe entre Colombia y Venezuela tiene el récord Guinness mundial de la mayor cantidad de tormentas eléctricas. Esta zona selvática ha sido un refugio tradicional de guerrillas, secuestradores y narcotraficantes que, a menudo, son lo mismo. Las autoridades estiman que allí operan unas 10 organizaciones ilegales, entre grupos guerrilleros, paramilitares y otros criminales.
Olvidados por el Estado
La desaparición de Salud Hernández ha obligado a las autoridades a poner el ojo en El Catatumbo, en donde ahora mismo se realiza una vasta operación militar de rastreo, en busca de la reconocida periodista. Este 25 de mayo se estaba ofreciendo una recompensa de 100 millones de pesos por información que permita conducir a su paradero.
Un despliegue que preocupa a los habitantes de la región, reunidos en la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), una organización que exige la participación en la toma de decisiones sobre su territorio y respeto de los derechos fundamentales.
En cuanto a los esfuerzos de paz del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos con el ELN, se podrían ver “bastante afectados”, en caso de confirmarse un secuestro de la periodista. Es más, concluye Constanza Vieira, así las FARC no tengan nada que ver con este caso, “la refrendación de un probable Acuerdo de Paz que se firme en La Habana también podría resultar afectada por la acción de esta otra guerrilla”, que ha sido a veces aliada, a veces enemiga de las mismas FARC. Ahora, la paz de los colombianos también depende de El Catatumbo.