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Presidenciales en Irán: el perfil de los candidatos finales

4 de julio de 2024

Massud Peseshkian y Said Jalili se disputan la segunda ronda de las elecciones presidenciales en Irán.

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Masoud Peseshkian y Said Jalili, con atuendo negro, se sonríen el uno al otro.
Massud Peseshkian y Said Jalili se disputan la segunda vuelta en las presidenciales de Irán.Imagen: IRIB

El 5 de julio se celebra la segunda vuelta para decidir quién será el próximo presidente de Irán, ya que ningún candidato obtuvo más del 50 por ciento de los votos en la primera vuelta de las elecciones del 28 de junio. Los dos más votados competirán entre sí: Massud Peseshkian, que cosechó el 42,5 por ciento de los sufragios en la primera ronda, y Said Jalili, que obtuvo el 38,7 por ciento.

El cirujano cardíaco Massud Peseshkian es considerado el único candidato moderado entre los seis aprobados por el archiconservador Consejo de Guardianes. Peseshkian ya intentó ser candidato presidencial en 2021, pero el Consejo de Guardianes rechazó su candidatura en aquel momento.

Su admisión este año fue considerada como una estrategia para movilizar a los votantes más escépticos. Pero ese cálculo no ha tenido éxito, ya que la participación oficial fue de tan solo el 40 por ciento, la cifra más baja desde la revolución islámica, en 1979.

"Es poco probable que la participación sea mucho mayor en la segunda vuelta electoral del viernes", afirma, en entrevista con DW, Hamidreza Azizi, politólogo del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad (SWP, por sus siglas en alemán), con sede en Berlín.

Azizi, experto en Irán, dice que "Massud Peseshkian no ha conseguido atraer a los votantes reformistas y los partidarios de la línea dura tampoco han logrado movilizar muchos electores. Además, los partidarios de la línea dura están tan divididos, que han sido incapaces de ponerse de acuerdo sobre un candidato".

Solo un 21 por ciento se decantó por candidatos de línea dura

De un total de 61 millones de iraníes con derecho a voto, poco más de 13 millones de acudió en primera vuelta a las urnas para apoyar a los tres candidatos de línea dura.

Ya en segunda vuelta, Jalili es considerado el candidato del bando ultraconservador. Bajo la presidencia de Mahmud Ahmadineyad fue viceministro de Exteriores para Europa y Sudamérica y, por tanto, el responsable del fracaso de las negociaciones nucleares en aquel momento.

A día de hoy, Jalili está en contra de cualquier normalización de las relaciones con Occidente e insiste en la ampliación de la cooperación estratégica con Rusia.

"Su postura ultraconservadora podría llevar incluso a algunos de los partidarios tradicionales de la República Islámica a votar a Peseshkian", dice el politólogo Azizi. 

La lealtad de Peseshkian al ayatolá Jamenei

Durante la campaña electoral, Peseshkian hizo hincapié en su lealtad al líder supremo de Irán. En Irán, el poder real lo ostenta el líder religioso, el ayatolá Alí Jamenei, quien criticó en 2021 la descalificación de Peseshkian por el Consejo de Guardianes para las elecciones presidenciales.

Durante la pasada campaña electoral, Peseshkian expresó su gratitud por ello y subrayó que no permitiría ninguna ofensa al líder religioso. Al mismo tiempo, hace campaña por establecer una nueva relación de confianza entre un posible Gobierno moderado y la población.

Peseshkian es diputado desde 2008 y pertenece al grupo de los reformistas moderados. Bajo la presidencia de Mohammed Jatamí (entre 1997 y 2005), este hombre de 69 años fue ministro de Sanidad.

Personas viendo una pantalla grande con los dos candidatos presidenciales, cada uno a un lado.
Debate entre Massud Peseshkian y Said Jalili. Imagen: Morteza Nikoubazl/NurPhoto/picture alliance

"Si damos por hecho que las cifras oficiales son correctas y no se han corregido al alza, observamos que el 60 por ciento de los iraníes con derecho a voto no ha acudido a las urnas, ni creo que lo hagan el próximo viernes, especialmente las mujeres", vaticina la fotoperiodista Aliyeh Motallebzadeh desde Teherán, en entrevista con DW .

Motallebzadeh es vicepresidenta de la "Asociación Iraní para la Defensa de la Libertad de Prensa" y ha sido encarcelada varias veces en los últimos años por su trabajo y su compromiso con los derechos de las mujeres; la última vez fue entre octubre de 2022 y febrero de 2023. 

La activista subraya que, "durante la campaña electoral, todos los candidatos, que forman parte del establishment y han ocupado cargos importantes a diversos niveles, ocultaron o incluso negaron la opresión sistemática de las mujeres. Hablaron como si siempre hubieran estado en la oposición y no hubieran participado en las humillaciones cotidianas de las mujeres en este país. Y no hablo solo del pañuelo obligatorio, que es nada más que la punta del iceberg, sino de su discriminación en todos los niveles de la sociedad a causa de su género".

La mayoría calla

El informe actual de la Fundación del Foro Económico Mundial (FEM) muestra hasta qué punto las mujeres de Irán están en desventaja debido a su género. En el "Informe sobre la Brecha de Género 2023", el país ocupa el puesto 143 de 146, en una comparación internacional. El FEM examina los ámbitos de la empresa, la educación, la sanidad y la política, y analiza hasta qué punto hay igualdad de género en ellos.

En la República Islámica de Irán, las mujeres no tienen sitio en las estructuras de poder. No pueden ser líderes religiosas. No pueden presentarse a las elecciones presidenciales. Están excluidas del poder judicial. No pueden formar parte de los importantes comités del Consejo de Expertos, el Consejo de Guardianes y el Consejo de Arbitraje. 

 En la actualidad, solo 14 de los 290 miembros del Parlamento son mujeres, todas ellas estrictamente religiosas y fieles seguidoras de la República Islámica.

"Las amargas experiencias del pasado han convencido a muchas mujeres de que ningún presidente defenderá sus derechos. La brutal represión de las protestas de los últimos años, especialmente las que se desarrollaron bajo el lema 'Mujer, vida, libertad', tras la muerte de Jina Mahsa Amini, así como las ejecuciones y detenciones que continúan hasta hoy, han dejado heridas muy profundas y recientes", observa Aliyeh Motallebzadeh.

Para la activista, no hay duda: "La mayoría de la sociedad iraní, aquella que no votó, está unida en el silencio. El sistema político ya no puede negar este rechazo".

(ms/rml)