Sharon: aumenta la inquietud
6 de enero de 2006Uno puede pensar lo que quiera sobre Sharon, pero hay algo que no se puede negar: como ningún otro determinó, o al meno co-determinó, la suerte de la región durante los últimos 5 años. Marcó su impronta con la mano dura que aplicó contra los palestinos, la displicencia con que trató a su gran contrincante, Yasser Arafat, la gran cercanía con George W. Bush y, al mismo tiempo, la reiteradamente manifestada tozudez con la que ignoró los reparos internacionales e incluso los de Estados Unidos y los de sus propios aliados políticos.
El último ejemplo de ello fue la retirada de Gaza. En esta materia, estuvo dispuesto incluso a llegar al conflicto abierto con el bloque Likud, que otrora había aglutinado. Harto de la pugna, dio la espalda al Likud y fundó un nuevo partido, "Kadima", al que se asignaban las mejores posibilidades de éxito en las próximas elecciones. El nombre del partido significa tanto como "¡Adelante!", pero ahora cabe dudar seriamente de que ésa sea la dirección que se tomará en los próximos meses y semanas. "Kadima" no es todavía mucho más que la propia figura de Sharon y un grupo de leales que lo secundó pero que difícilmente esté en condiciones de llevar al partido a la victoria sin él.
Perspectivas pesimistas
Las alternativas son poco esperanzadoras: en lo que queda del Likud se impuso como jefe el ex primer ministro Benjamín Netanjahu, quien no sólo se opuso a la retirada de la franja de Gaza sino que, durante su gobierno, boicoteó exitosamente la puesta en práctica de los acuerdos de Oslo y, por ende, la primera oportunidad real de paz. Por otra parte, la oposición laborista apenas si podrá sacar provecho de la coyuntura: su nuevo jefe, Amir Peretz, es una hoja política en blanco, y el electorado probablemente no tienda a aventurarse a lo desconocido en medio de una situación que sigue siendo explosiva.
Al mismo tiempo se agudiza el enredo político entre los palestinos. Una vez más están pensando si no convendría postergar las elecciones planeadas para fines de enero. Quizá israelíes y palestinos podrían ponerse de acuerdo al menos en este punto y posponer ambos sus comicios. Porque de ninguno de los dos se puede esperar algo positivo. En este momento sería prioritario, en ambos casos, poner la propia casa en orden.