Siria: un callejón sin salida
24 de diciembre de 2012
Una carpa inundada, un colchón húmedo y absolutamente ninguna posibilidad de calentar un poco el cuerpo: a los provisorios campos para refugiados de la frontera turco-siria ha llegado el invierno. Las noches son heladas y las mantas no alcanzan para todos. Pero los sirios que han llegado hasta aquí han escapado de males peores. “Muchos de ellos nos cuentan que tuvieron que huir varias veces”, dice Ruth Jüttner, experta de Amnistía Internacional para el Cercano Oriente. Huyen de los combates entre las tropas del gobierno y los rebeldes, que se extienden cada vez más de un sitio a otro del país.
Miles de refugiados diarios
Es difícil avizorar el fin de esta guerra civil. Miles de sirios huyen diariamente hacia la vecina Turquía, a Irak, al Líbano o a Jordania. Según evaluaciones de Naciones Unidas, los diferentes grupos rebeldes sirios se fortalecen cada vez más. Pero hasta ahora no han sido lo suficientemente fuertes como para propinar un golpe decisivo al gobierno. Las tropas del presidente Bashar al-Assad arremeten contra ellos sin contemplaciones con la población civil, reportan testigos. Asimismo, facciones rebeldes han sido acusadas de ejecuciones sumarias y otros abusos.
Pero nadie sabe a ciencia cierta quién tiene mayor dominio de la situación. Nadie podría predecir tampoco por cuánto tiempo se extenderá aún el conflicto ni, mucho menos, qué vendrá después. Sólo una afirmación puede hacerse ahora mismo, con claridad, sobre la situación siria: sobre todo para la población civil, el clima de violencia se recrudece cada vez más. El resto es difuso.
Una de las razones es, justamente, que el gobierno y una parte de la oposición no tienen gran interés en una cobertura informativa independiente del conflicto. De una “guerra propagandística” habla incluso Cengiz Günay, experta para el Cercano Oriente en el Instituto Austríaco de Política Internacional (OIIP, por sus siglas en alemán). “Se habla una y otra vez de un ‘régimen alauita’”, observa Günay. Y eso, a pesar de que “no es tan fácil reconocer esas demarcaciones dentro de la sociedad siria”, asegura. Como consecuencia de esta confesionalización del conflicto, muchos alauitas no han hallado otra salida que apoyar al gobierno de Al-Assad, opina Günay: "Temen por sus vidas si el régimen cae”.
Minorías entre los frentes
Como los alauitas, otros sectores de la población siria han terminado atrapados entre los frentes en guerra. Las minorías religiosas sufren crecientes ataques de musulmanes radicales. Por eso, muchos de los que pertenecen a estas minorías no apoyan a la oposición, sino que siguen apostando por el gobierno. Bashar al-Assad tiene también el apoyo de los militares y de su básicamente intacto aparato de poder. La postura de la población kurda, sin embargo, no esta clara aún. Los kurdos controlan el noroeste del país, pero es probable que estén cooperando con el presidente.
Al-Assad no sólo se beneficia del apoyo de sus seguidores, sino también de que la oposición se halla evidentemente fragmentada. Los Hermanos Musulmanes, por ejemplo, fueron siempre opositores al gobierno, pero ahora se enfrentan con los más radicales salafistas. Grupos seculares, de izquierda y nacionalistas, largamente enfrentados también con el gobierno, defienden, sin embargo, intereses absolutamente diferentes a los de los grupos islamistas. Como parte de la oposición siria cuentan, asimismo, los soldados que cambiaron de bando en los últimos meses, integrándose a las filas del Ejército Libre de Siria. A estos se suman, encima, los numerosos sirios que viven desde hace años en el exilio. Todos ellos quieren derrocar al actual gobierno, pero cada uno persigue objetivos muy distintos para una era post-Assad.
Intromisiones y desarrollo dramático
"La complejidad del conflicto sirio radica también en la cantidad de actores externos inmiscuidos", destaca Cengiz Günay. "Las milicias islamistas, por ejemplo, tienen el apoyo del capital conservador de los Estados del Golfo", ilustra. El gobierno, por su parte, cuenta sobre todo con el apoyo de Rusia, Irán y el Hezbolá libanés. Si bien ahora pareciera que estos aliados se preparan para una posible caída de Al-Assad.
Varias señales han apuntado en las últimas semanas a que ni siquiera el gobierno sirio cuenta ya con una victoria militar. Así, el vicepresidente Farouk al-Sharaa, por ejemplo, ha abogado recientemente por negociar con la oposición, tan satanizada por Al-Assad, para formar un gobierno de unidad nacional. Sin embargo, hasta ahora no se han observado pasos en esta dirección.
"La situación ha empeorado dramáticamente en estos últimos meses", afirma Ruth Jüttner, de Amnistía Internacional. "Escasean los alimentos, las medicinas y la posibilidades de alojamiento", varios millones de personas han huido de sus hogares y buscan refugio dentro de Siria y en los países vecinos, relata. Las Naciones Unidas prevén que unos cuatro millones de personas necesitarán ayuda a mediados del próximo año. "La verdadera dimensión de la tragedia sólo será visible cuando la guerra llegue a su fin”, alerta Ingo Radtke, secretario general de la organización humanitaria Malteser International. Mientras tanto, el panorama es ya suficientemente desolador: incontables refugiados sirios, dentro y fuera del país, requieren ahora mismo de toda la ayuda posible.
Autor: Anne Allmeling / RML
Editora: Cristina Papaleo