Sobre la psicología de los buenos propósitos
1 de enero de 2014
"He decidido ir regularmente al gimnasio este año que empieza", anuncia Sabine. Hans, por su parte, se propone descansar más y trabajar menos en el tiempo libre. Casi el 40 por ciento de los alemanes se propone cambiar alguna cosa durante el nuevo año. Disminuir el estrés, dedicarle más tiempo a la familia y los amigos y hacer más ejercicio son las promesas favoritas de los alemanes entre un año que termina y otro que comienza, según una encuesta encargada por la compañía de seguros DAK al instituto de estadística Forsa, que entrevistó a más de 3.000 hombres y mujeres a lo largo de 6 años.
Para muchos, el nuevo año es también un nuevo inicio, dice el psicólogo Jürgen Margraf, de Bochum. Según Margraf, detrás de los propósitos de Año Nuevo se esconden diversos principios psicológicos: primero, “el intento de querer controlar la vida propia para que el estrés no nos afecte”. En ello coincide Stephan Grünewald, uno de los fundadores del instituto de investigación de mercadeo Rheingold, con sede en Colonia.
Para Grünewald, los propósitos nos dan una guía a seguir: "Estoy desarrollando una imagen de mí, de cómo podría ser", piensa inconscientemente la persona que se propone algo nuevo.
La lucha contra el diablo que llevamos dentro
La segunda de las razones para proponerse algo, según Margraf, es el “optimismo irreal” de muchas personas. “Nosotros nos atrevemos a pensar mucho más de lo que, en la realidad, somo capaces de hacer o cumplir”, agrega el experto a DW. Esta es la razón por la que, según encuestas, los alemanes se concedieron 75 –de cien puntos– en la escala de la belleza. Lo realista hubiera sido que los encuestados se hubieran concendido la mitad de los puntos, 50.
“Pero los propósitos traen consigo conflictos”, advierte Grünewald. “Si, por ejemplo, nos proponemos dejar de fumar o hacer más ejercicio, estaremos en constante lucha contra la adicción o la pereza”, concluye el psicólogo. Así, la vida cotidiana se convierte en una rutina estresante porque todos los días estamos expuestos al fracaso”.
Temprano fracaso
Sólo la mitad de los alemanes que se propone algo, lo realiza y mantiene por más de tres meses, revela una escuesta de Forza. Mientras para Margraf el fracaso de los buenos propósitos está relacionado con el optimismo poco realista, para Grünewald es un acto de autoengaño, "porque, a menudo, sabemos, a ciencia cierta, que no podremos cumplir lo que nosotros mismos nos proponemos”.
Los psicólogos dan unos consejos de qué hacer para proponernos algo, y cumplirlo. Margraf recomienda, por ejemplo, hacer una plan escrito y vigilar que vayamos cumpliendo los cometidos, poco a poco, paso a paso.
No nos debemos, según el experto, formular propósitos generales como “hacer más deporte”, por ejemplo, sino empezar concretamente corriendo cortos trayectos y no 10 kilómetros de una vez. Margraf recomienda marcar en un calendario las fechas en las que deben haberse cumplido – en etapas – la metas que uno mismo se ha propuesto.