Solana: Europa debe participar en una tropa de paz para el Líbano
25 de julio de 2006La buena noticia del día es que Israel accedió a permitir un puente aéreo para llevar ayuda al Líbano y paliar el drama que vive la población de ese país, pese a no ser "el enemigo", como volvió a asegurar el primer ministro Ehud Olmert, quien recalcó que la ofensiva apunta contra Hezbolá. La realidad, sin embargo, no hace esos distingos y son civiles inocentes los que huyen por centenares de miles de la violencia, mientras se aceleran los preparativos para la conferencia de Roma, en que representantes de 14 países discutirán vías para superar el conflicto. Entre ellos no se cuentan, sin embargo, las partes enfrentadas -Israel y Hezbolá-, ni las involucradas indirectamente: Siria e Irán.
Posiciones para la conferencia de Roma
Mientras la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, afirma que desea un cese del fuego "pero no a cualquier precio", el primer ministro italiano, Romano Prodi, indicó que el objetivo prioritario del encuentro es hallar el modo de hacer callar las armas. También Kofi Annan anunció que presionará por un fin de las hostilidades, cometido igualmente primordial para los países árabes participantes. Jordania adelantó que presentará una iniciativa conjunta con Arabia Saudita y Egipto, que contempla un "inmediato alto el fuego" en el Líbano, la extensión del control gubernamental libanés a todo el territorio del país y el alivio de las penurias de la población.
El Coordinador de la política exterior de la Unión Europea, Javier Solana, indicó por su parte que se requiere poner en marcha un proceso de cese del fuego, que podría conducir al emplazamiento de una fuerza de estabilización. A su juicio, dicha tropa multinacional resulta inimaginable sin la participación europea. Y, si bien no indicó qué países habrían de configurarla, en círculos de la UE se adelantó que Francia, Alemania y Francia podrían tener un papel central.
El desarme de Hezbolá
Al margen de las cuestiones humanitarias, parte importante de la agenda será por lo visto la discusión sobre dicha tropa multinacional, que Israel estaría dispuesto a aceptar en su frontera con el Líbano, siempre y cuando cuente con un mandato que le permita actuar y desarmar a Hezbolá. La idea israelí es comprensible, pero su materialización complicada. De partida porque, para que se haga efectivo el envío de una fuerza de paz, tendrían que estar de acuerdo las partes en conflicto y eso implicaría también obtener el consentimiento de la milicia chiíta. De lo contrario, las tropas internacionales irremediablemente caerían en la situación de combatirla. Y, aunque la resolución 1559 de la ONU prevé su desarme, llevarlo a cabo por la fuerza resultaría prácticamente imposible -como advirtió el primer ministro libanés- o bien tendría un costo en sangre demasiado alto como para que los europeos estuvieran dispuestos a pagarlo.
Este aspecto también ha salido a relucir en la discusión que se desarrolla actualmente en Alemania acerca de una eventual participación en la citada fuerza multinacional. El portavoz del área más conservadora del partido socialdemócrata, integrante de la coalición de gobierno, advirtió que Alemania pondría en peligro su neutralidad, porque la operación podría derivar rápidamente en un conflicto con Hezbolá. Y ese argumento podría pesar tanto incluso como el del lastre histórico germano con Israel. Solana, por su parte, no ha querido pronunciarse concretamente sobre cómo se podría desarmar a la milicia chiíta. Consultado al respecto por la prensa, se limitó a manifestar el deseo de que "al final, Hezbolá se convierta en un partido político que desempeñe un papel importante en la vida política del Líbano.